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La «Máquina MORA», otra panacea alternativa

14 enero, 2011

Aviso médico

Máquina MORA

Máquina MORA

La Moraterapia afirma detectar y corregir prácticamente cualquier enfermedad, dado que según sus partidarios, todas están producidas por un desequilibrio bioenergético que produce alteraciones bioquímicas.

Resulta difícil comprender cómo podemos caer enfermos, incluso morir, cuando existe tal cantidad de inventos alternativos que son capaces de curar casi cualquier cosa en unas pocas sesiones totalmente inofensivas para  el organismo (aunque por el contrario, bastante nocivas para el bolsillo).  Hoy traemos otra terapia más -y ya he perdido la cuenta- que promete curarnos rápidamente desde un cansancio psicológico hasta una insuficiencia cardiaca, pasando por alergias, reuma, herpes o neuropatías. Se trata de una terapia de la familia de las «energéticas», aquellas que se basan en la pretendida recuperación de una imaginaria energía corporal, en este caso mediante algo llamado «biorresonancia». Presentamos la Moraterapia, o terapia de la «Máquina Mora».

Aunque tanto el origen como el funcionamiento varía según la web o sanatorio que visitemos, básicamente se atribuye Franz Morell (homeópata y apucuntor) y a su yerno, el ingeniero Erich Rasche, el invento de una terapia basada en la detección de una supuesta biorresonancia propia de cada paciente, así como el desarrollo de una máquina que bautizaron MO-RA y que era capaz de detectar mediante esta resonancia los desequilibrios energéticos y además, corregirlos. Parece ser que la terapia reúne las técnicas de la homeopatía, la acupuntura y la medicina tradicional china. Según afirman sus defensores, desde su descubrimiento en 1977, muchos científicos famosos han comprobado que cada persona presenta un espectro de vibraciones propio que puede utilizarse terapéuticamente, así como que los procesos químicos del cuerpo humano y animal están gobernados por vibraciones electromagnéticas.

Sin embargo, las pocas referencias sobre biorresonancia más bien indican que se trata de una técnica inapropiada, y eso siendo muy indulgentes (Ernst, 2004; Kleine-Tebbe & Herold DA., 2010, Renckens, 2007; Schöni, 1999, Wüthrich, 2005) o bien muestran que los resultados no son concluyentes e indistinguibles del placebo (Will, 1999). Los pocos artículos que podríamos denominar positivos adolecen de serios defectos de forma (Nienhaus & Galle, 2006) cuando no son marcadamente patéticos (Vila & Bea, 2008). Incluso, algunos autores han llegado a plantear la hipótesis de que ciertos fenómenos biorresonantes pueden ser causa de determinadas patologías (Jia & Li, 2010).

El curalotodo

Para sus defensores, da igual que no existan publicaciones rigurosas que apoyen sus fantasías. Es más, da lo mismo que el origen de la enfermedad sea psicológico, vírico, bacteriano o autoinmune. Según estos profetas de la salud, todas las enfermedades tienen el mismo origen y con una sola máquina pueden sanarlas sin efectos secundarios.

Lógicamente, curar todo tipo de patologías mediante una misma técnica requiere un ejercicio previo para identificar un origen común a todas las enfermedades. Aquí se cubren de gloria, aunque no es gloria original; según los practicantes de la moraterapia, toda enfermedad se debe a un desequilibrio bioenergético que produce alteraciones bioquímicas, las cuales acaban produciendo la enfermedad si el cuerpo no es capaz de contrarrestarlas. Por supuesto, su máquina es capaz de detectar y contrarrestar tales desequilibrios mediante la medición de las vibraciones propias del cuerpo. Y sin despeinarse.

Trifosfato de Adenosina (ATP)

Trifosfato de Adenosina (ATP)

La premisa de que  toda patología responde a un desequilibrio bioenergético se acepta de forma categórica e indiscutible, como base para el resto de explicación. Sin embargo, y como ya hemos comentado en otros artículos, se trata de una mera fantasía. No existe prueba alguna de ningún «equilibrio bioenergético» que dote a nuestro cuerpo de bienestar y salud. La bioenergía empleada por nuestro organismo es muy variada, y puede ser química (obtenida mediante reacciones metabólicas y almacenada en moléculas como el ATP en el interior de las células), eléctrica (diferencia de potencial entre los dos lados de una membrana celular, a su vez originado por la distinta concentración de iones en ambos medios), o incluso energía cinética, como la producida por la contracción muscular y que se traduce en calor. Todas ellas están íntimamente relacionadas, de tal forma que una carencia de combustible químico puede traducirse en una imposibilidad de transmisión de impulsos nerviosos normales.

Si nos quedamos sin ATP  se produce una carencia energética que impide al organismo funcionar correctamente. Lo más normal es que las primeras células afectadas sean las que más energía consumen: las neuronas, y se produzca un desmayo al no poder mantener la actividad cerebral correcta. Equilibrar nuestro nivel de ATP, siempre que no tengamos una enfermedad metabólica, es muy sencillo: ingerir alimento.  Si nuestro problema no se encuentra en el combustible sino en el mecanismo interno, difícilmente podemos arreglar el pretendido desequilibrio mediante maquinitas milagrosas. En la diabetes, por ejemplo, existe una deficiencia en una hormona llamada insulina, relacionada en los mecanismos de incorporación de glucosa al interior de las células, a partir de la cual se obtiene ATP a través de una compleja red de reacciones bioquímicas. Algunos tipos de diabetes pueden tratarse mediante dieta y ejercicio, pero los más estrictos necesitan la incorporación de insulina externa para que la glucosa llegue al interior de la célula. No hay equilibrio energético que restaurar, no hay canales de energía que reparar, no existe ninguna biorresonancia que sincronizar. Falta un elemento químico de una complicada cadena, y lo único que podemos hacer es aportarlo.

Esquema de la acción de la insulina en la incorporación de glucosa a la célula

Esquema de la acción de la insulina en la incorporación de glucosa a la célula

Una neumonía bacteriana está producida por la colonización de los pulmones por parte de diversos tipos de bacterias. Nuestro sistema inmune intenta evitar la proliferación y la destrucción de los pulmones. De nuevo, no hay energía que equilibrar, ni canales que reparar. Lo único que podemos hacer, una vez infectados, es ayudar al sistema inmune. Normalmente lo que hacemos es administrar antibióticos para aniquilar el mayor número de bacterias posible e inclinar la balanza. Ya podemos cargarnos de pilas alcalinas, diapasones o cámaras kirlian; o eliminamos las bacterias antes de que nos inunden los alvéolos, o tendremos que aprender a respirar por la piel como las ranas.

El asma consiste en una excesiva respuesta broncoconstictora, también en los pulmones. Puede estar producida por causas ambientales, genéticas o mixtas, y básicamente consiste en una hipersensibilidad del sistema inmune que reacciona desproporcionadamente ante un agente externo. Por tercera vez, ni energías desequilibradas, ni canales,  ni gaitas escocesas: un complejo sistema bioquímico que responde inapropiadamente a otros estímulos químicos.

Existen otras muchas enfermedades. En algunas conocemos las causas, en otras no. Algunas las podemos curar, otras no. Esta también es una diferencia fundamental: alguien que asegura poder curar hasta lo que se desconoce, suele ser un pésimo depositario para nuestra confianza. La diabetes, la neumonía bacteriana y el asma tienen muy poco que ver con respecto a sus causas. Por eso, una se trata con aportes hormonales, otra con antibióticos y la tercera mediante broncodilatadores o inmunodepresores.

La panacea

Pues bien, ni insulina, ni bacterias ni genes. Todas las enfermedades -a pesar de lo que digan los estudios clínicos y los ensayos de laboratorio- son producidas por un desequilibrio energético. Y con las vibraciones de una máquina diseñada por un homeópata aleman y su yerno, las podemos curar vibracionalmente.

Pues va a ser que no. Sería fantástico que fuera verdad y tuviéramos en nuestras manos un remedio barato y sin efectos secundarios para alcanzar la salud cómodamente. Sin embargo, los resultados nos devuelven tristemente a la realidad: no es más que charlatanería.

Cuesta comenzar con confianza cuando el método presume de reunir homeopatía, acupuntura y biorresonancia. La homeopatía trata mediante la administración en dosis infinitesimales del mismo agente  que origina la enfermedad. La moraterapia pretende que en realidad las enfermedades se producen por un desequilibrio bioenergético que hay que restaurar mediante vibraciones, algo difícilmente compatible fuera de un tenderete esotérico.

A partir de esa esquizofrénica dualidad, se afirma que tales desequilibrios se detectan mediante las vibraciones del organismo. Algo totalmente sin demostrar. No existe ninguna referencia sobre cual es la vibración «normal» de un órgano, ni siquiera de que tal vibración concreta exista (véase «Las pulseras «Power-Balance», otro caso de charlatanería pseudocientífica«). Tras ello, la máquina reestablece el equilibrio mediante un críptico mecanismo que no aclaran en ningún momento.

No se los lectores que opinarán, pero el que escribe necesita algo más para plantearse siquiera la posibilidad de que con unas pequeñas corrientes electromagnéticas restauremos unos cartílagos articulares, controlemos al sistema inmune, eliminemos los residuos de una intoxicación, detectemos intolerancias alimenticias, matemos millones de bacterias o le curemos la depresión a un paciente. Me gustaría, les juro que me gustaría, pero lamentablemente me cuesta creerlo…

Referencias

Ernst E. 2004. Bioresonance, a study of pseudo-scientific language. Forsch Komplementarmed Klass Naturheilkd. 11(3):171-3.

Kleine-Tebbe J, Herold DA. 2010. Inappropriate test methods in allergy. Hautarzt. 61(11):961-6..

Nienhaus J, Galle M. 2006. Placebo-controlled study of the effects of a standardized MORA bioresonance therapy on functional gastrointestinal complaints. Forsch Komplementmed. 13(1):28-34. [en alemán]

Renckens CN. 2007. Alternative clinical-chemical laboratories: providers of incorrect or non-existant diagnoses. Ned Tijdschr Geneeskd. 22;151(51):2816-9. [en alemán]

Schöni MH, 1977. Efficacy trial of bioresonance in children with atopic dermatitis.,Arch Allergy Immunol. 112(3):238-46

Vila A, Bea J. 2008l. Estudio sobre diferencias de potencial eléctrico entre pacientes portadores y no portadores de ortodoncia. Revista Odontológica de Especialidades. 11:94

Wille A, 1999. Bioresonance therapy (biophysical information therapy) in stuttering children, Forsch Komplementarmed. 6 Suppl 1:50-2 [en alemán]

Wüthrich B., 2005. Unproven techniques in allergy diagnosis, J Invest Clin Immunol, 15: 86-90 [en alemán]

Entradas relacionadas

  1. 14 enero, 2011 a las 2:25

    Aun no entiendo como logré cumplir la mayoría de edad con mis flujos bioenergéticos tan terriblemente desequilibrados, con la de alteraciones químicas que he tenido que tener y toda la movida…

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  2. Aoi Neko
    14 enero, 2011 a las 9:53

    Hola,

    Primero, enhorabuena por el blog. Hace poco que os sigo, pero me encanta. Os animo a seguir luchando contra el grandísimo desconocimiento y poca disposición que tiene mucha gente de pensar por si misma (iba a decir «borreguismo»). Yo por mi parte intentaré aportar mi granito de arena.

    Este aparatejo me ha recordado mucho a una experiencia propia, así que os comentaré mi caso y mis reflexiones.

    Soy una persona, actualmente de treinta y pocos años, con pérdida auditiva, que va de moderada a severa. Desconozco la causa de la sordera y si es de nacimiento; está diagnosticada como pérdida neurosensorial. El caso es que me fue diagnosticada a partir de los 3 años, por lo que a partir de entonces fue tratada, mediante el uso de audífonos y la asistencia a logopeda para corregir disfunciones del habla.

    No lo sé seguro, pero me imagino que llevé cierto retraso en el desarrollo del lenguaje. Lo que resulta paradójico es que a causa de esto fui escolarizada en un curso más adelantada al que me tocaba. Me explico: en esa época, los médicos y especialistas aconsejaron a mi padre a enseñarme a hablar en un sólo idioma, en Castellano (aclaro que crecí y vivo en Cataluña). A la hora de escolarizarme, resulta que donde vivía, en la clase que me hubíese tocado ir, la lengua vehicular era el catalán. Sin embargo, en un curso más avanzado había una clase cuya lengua vehicular era el castellano (la mayoría eran hijos de población inmigrante de otras zonas de España). Así pues me hicieron algunas pruebas y acabé hiciendo toda la educación primaria y secundaria en un curso avanzado, sin grandes problemas.

    Todo hasta aquí bien. Sin embargo, en cierto momento se hizo evidente que tenía problemas de relación con la gente. A pesar de llevar audífonos y a pesar de haber aprendido a hablar inteligiblemente, y a pesar de rendir de forma excelente en clase, no me relacionaba con normalidad. Mis padres querían lo mejor para mi, y ayudarme de la mejor manera posible. Pero son religiosos, sin demasiados estudios, y aunque mi padre tenía una mente bastante racional dentro de lo que cabe, mi madre es muy crédula. Así pues acabó probando de todo conmigo: homeopatía, imposición de manos, dietas (privadas de carne y dulces… que horror), etc…

    En uno de estos intentos, acabamos visitando cierto «doctor» que tenía un aparatejo bastante parecido. Realmente no se muy bien de lo que se trataba, pero ahora me río bastante de lo poco que recuerdo. Por aquel entonces debía tener unos diez años. En la primera visita, entramos mi madre y yo (mi padre no quiso formar parte del tinglado). El objetivo, cómo no, era curar la «sordera», así como cualquier otro problema de salud que pudiera tener. El «doctor» utilizaba un aparato, donde tenía conectados dos cables con un sensor al final de cada cable. En el aparato se colocaba un pequeño frasquito con unas pastillas dentro. Según el «doctor» (o más bien, «energúmeno», como lo llamaré a partir de ahora), se debía introducir un frasco determinado según lo que se quisiera diagnosticar y luego otros para determinar el tratamiento:

    El primero fue para determinar mi estado de salud general. Había recipientes de pastillas con la calificación de algo así como «excelente», «muy buena», «buena», «regular/mala» o «muy mala». El aparato pitó cuando se había introducido el vial de «regular/mala». Así pues la conclusión era que se debía tratarme y vigilar mi estado con cierta regularidad.

    A esto le siguieron otros frasquitos que determinaron que:
    – Ambos riñones los tenía sanos pero uno era incapaz de comunicarse con el resto del organismo.
    – Debía seguir una dieta rigurosa, con ausencia de carnes ¡y la de pollo era la peor para mi!
    – Debía beber leche de soja (actualmente la aborrezco tanto la leche de soja como la normal, que entonces me encantaba), y un zumo de patata diario.
    – Y tomar algunas pastillas «naturales»
    – ¡Dejar la homeopatía! puesto que según el «energúmento», no era inócua (buf, que estoy llorando de risa ahora mismo) y en mi caso estaba contraindicada.
    – Y otras cosas que no me acuerdo (es posible que por fortuna…)

    Bueno, así estuve durante una buena temporada, hasta que me llegó la rebelión adolescente, y con esto me rebelé completamente (y la economía también influyó). La primera visita fueron 50.000 pesetas de la época y posteriores visitas 30.000 (ja, casi nada).

    Como resultado del tratamiento, puedo mencionar que el resultado de mi audiometría actual es exactamente idéntica que la que me hicieron a los 5 años y que todas las posteriores.

    Lo que más lamento de que en mi caso no hubiera habido un enfoque más racional para mi tratamiento, es que no se valoraron otras posibilidades que en su día me hubieran facilitado mucho las cosas y me hubieran dado una mucho mejor calidad de vida para entonces y para mi vida adulta, tales como:
    – Tratamiento psicológico adecuado (realmente tenia disfunciones emocionales).
    – Mayor soporte en logopédico: aprendizaje de lectura labial y cualquier técnica que me hubiese ayudado a la comprensión y la comunicación.

    Es ahora, después de haber transcurrido años en mi vida adulta y haber sufrido ciertas carencias en silencio y que resultan invisibles para la mayoría de la sociedad, que estoy tratando el tema: con tratamiento psicológico (en el que a mi problema inicial se le han de sumar todos los problemas derivados y el estrés o otros problemas cotidianos) que me temo que va a ser de larga duración (y me va a costar un dinero, ya que por la seguridad social el periodo de espera es demasiado largo y según ellos no me pueden proporcionar toda la atención que necesito con la regularidad que la necesito). Y además voy a intentar hacer un curso de lectura labial, puesto que sigo con problemas de comunicación en algunos ambientes (y esto me supone un hándicap tanto social como laboral). Que probablemente tendré que hacerlo por medios privados, puesto que no tengo el suficiente reconocimiento de minusvalía para acceder mediante servicios sociales (El reconocimiento, lo he pedido de adulta y que estoy revisando actualmente, puesto que únicamente me han valorado la carencia sensorial y no las dificultades derivadas de ella).

    En fin, a mi me causa bastante rabia todo el tema pseudocientífico, básicamente cuando pretenden sustituir un tratamiento que puede ser comprobado, eficaz y necesario (y para el cual desde el ámbito pseudocientífico te inducen a tener miedo).

    Bueno, ahí os he dejado mi parrafada. Espero que como mínimo resulte interesante y ilustrativa para alguno.

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  3. ateoporsuerte
    14 enero, 2011 a las 9:53

    todo esperanzado me lanzo a la lectura del articulo diciéndome: «por fin un aparatejo para convertirme en Rafa Mora»…
    y con desilusión descubro que solo es otro engañabobos, tendré las energías desequilibradas?

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  4. 14 enero, 2011 a las 10:26

    Aoi, lamentablemente esos ejemplos son muy comunes. En tu caso, la racionalidad te ha llevado a entender que aquello era un sacacuartos, pero mucha gente después de dejarse la pasta y no obtener nada, no sólo sigue creyendo ciegamente, sino que se mosquea como le insinúes que puedan haberles engañado. A todos nos engañan, seamos más tontos o más listos; la diferencia es que algunos aprenden y otros siguen tropezando con la misma piedra.

    Y encima, el que describes es el mejor de los escenarios, donde únicamente has perdido dinero y ganado frustración, porque en otros aspectos puede peligrar hasta la vida.

    Lo que también me resulta lamentable es que la Seguridad Social no cubra estas historias por «no tener el grado suficiente de minusvalía». Pero eso sería tema, no de un artículo, sino de toda una enciclopedia…

    Saludos y ánimo con tus cursos y nuevos tratamientos.

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  5. 14 enero, 2011 a las 10:27

    ateoporsuerte :

    tendré las energías desequilibradas?

    No lo dudes… :mrgreen:

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  6. Aoi Neko
    14 enero, 2011 a las 11:13

    J.M. Hernández :
    Y encima, el que describes es el mejor de los escenarios, donde únicamente has perdido dinero y ganado frustración, porque en otros aspectos puede peligrar hasta la vida.

    Cierto. Aún así me sigue produciendo cierta rabia por la parte que me toca.

    Este tema me produce rabia, no únicamente por el peligro que puede representar para la salud y la vida de personas, sino cuando se involucra a personas inocentes, sin la capacidad de poder discernir y sin poder de decisión (hijos, algunos minusválidos, etc…). Las consecuencias perniciosas no son exclusivamente de salud e integridad física, sino tambien mental y presiones psicológicas. Se influye en el crecimiento y desarrollo del niño (y sus creencias y condicionamiento), los problemas psicológicos y emocionales que quedan sin tratar tienen repercusión tanto durante el crecimiento como en la vida adulta, y la presión y miedo que se introduce a estas personas respecto a la «medicina tradicional».

    Yo, por ejemplo, no he visitado un ginecólogo hasta los 24 años. ¿Podéis imaginarlo? Se desde hace mucho que es completamente irracional e injustificado, pero siempre me ha causado bastante reparo visitar al médico por revisiones o por cualquier problema que no fuera un resfriado o alguna rotura o lesión muscular. Por suerte ya lo tengo casi superado. Tambien tengo que decir que la actitud distante y desdeñosa de algún profesional no ha ayudado demasiado, pero por suerte esto sólo puedo decirlo de algunos pocos 😉

    Almenos, en mi caso, no tengo ningún problema grave de salud y nada que no sea solucionable o superable 🙂

    Por eso, siento rabia al pensar que puede haber gente que no tiene mi misma «fortuna». Por ello me gustaría ayudar a luchar contra estas pseudociencias y charlatanes, aunque sé que debo hacerlo desde una posición más calmada y racional y no desde la rabia y emotividad que tengo.

    J.M. Hernández :
    Lo que también me resulta lamentable es que la Seguridad Social no cubra estas historias por “no tener el grado suficiente de minusvalía”. Pero eso sería tema, no de un artículo, sino de toda una enciclopedia…
    Saludos y ánimo con tus cursos y nuevos tratamientos.

    Pues sí. En ello estoy. ¡Muchas gracias!

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  7. KC
    14 enero, 2011 a las 11:32

    Lo de minusválido a mí me suena como irreal, si tuviera que elegir usaría discapaz -que no está recogido en el DRAE, aunque sí discapacitado-, pero es sólo una sugerencia.

    Saludos.

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  8. Aoi Neko
    14 enero, 2011 a las 11:48

    KC :
    Lo de minusválido a mí me suena como irreal, si tuviera que elegir usaría discapaz -que no está recogido en el DRAE, aunque sí discapacitado-, pero es sólo una sugerencia.
    Saludos.

    Bueno, muchas veces se emplean los términos minusválido, discapacitado, deficiente,… de forma incorrecta (yo misma incluída) y hay cierta confusión.

    Un poco de lectura sobre el tema: http://www.mqaccesibilidad.com/2007/12/diferencia-entre-deficiencia.html

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  9. Lagor
    14 enero, 2011 a las 14:00

    Sé que me lloverán las críticas pero creo que el artículo adolece de humildad científica. La teoría «bioenergética» no comparte el paradigma científico por lo que no puede ser desacreditada «científicamente». Es como intentar demostrar que Dios no existe científicamente. No puede. Quizá el error de las teorías alternativas es utilizar la palabra «bioenergía». Eso implica bio (vida) y energía: Energía de la vida. Quizá es lo más parecido a «eso» que no se sabe qué pero que es posible detectar mediente sistemas biológicos. Son experimentos comprobables y observables que suceden pero no pueden demostrarse mediante el paradigma científico actual.
    ¿A nadie le resulta extraño cómo la mente o el observador pueda actuar sobre el comportamiento cuántico? Eso es como empezar a creer que somos «constructores» de nuestra realidad… eso cuanto menos es …. fiuuuu!! Sin embargo es algo que se sabe desde la época egipcia.
    ¿Puede responder la ciencia a preguntas como, dónde está la memoria, el sentido de la consciencia o del yo? No. Puede averiguar qué procesos bioquímicos aparecen y que partes del cerebro se activan. Y que si corto aquí o allí, deja de funcionar. Pero realmente no se sabe cómo funciona «exactamente» la bioquímica de un ser vivo. Se conocen las reacciones químicas y eléctricas pero no por qué ciertas enzimas actuan de una manera y se recolocan en el espacio de la forma adecuada para facilitar la reacción o porqué unos genes se activan y otros no. Es decir conocen el ordenador, las piezas, cómo el chip tiene entradas y salidas, cómo funcionan las resistencias, incluso los voltajes admitidos pero nadie encuentra el programa. Y sin el programa, el ordenador es sólo un montón de chatarra.
    Respecto la máquina MORA, como maquina, no vale para nada. Se está analizando a nivel científico y no tiene sentido. Lo que actúa realmente de la máquina es el paciente (ser vivo) y el terapeuta (ser vivo). Entre ambos algo sucede y la máquina no es mas que la excusa para el terapeuta pueda diagnosticar. Es decir el terapeuta interacciona con la máquina a nivel sutil, sucifiente como para que sólo funcione con ese terapeuta. Es por ello que se necesita entrenamiento y que nunca funcionará igual con otras personas y por lo tanto indemostrable científicamente.
    Sin embargo esta máquina no es un invento de ahora. Los chamanes utilizaban otros cacharros. Y hay quien no utilizaba ninguno (terapeuta avanzado) y con sólo poner las manos era capaz de curar (jesucristo). Nuestra historia está llena de casos, de datos, de hombres, de personas y de curaciones.
    La homeopatía de Hannemann es un claro ejemplo de ello, y curiosamente… se considera ¿científico? La homopatía habla de «bioenergías» que se guardan en el agua para aplicar a un paciente. Y ¿hoy en día alguien duda de la eficacia de la homeopatía? Lo digo por que se curan hasta los animales, prueba irrefutable de que «algo» hay.
    Un saludo a todos.

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  10. 14 enero, 2011 a las 14:37

    Lo que actúa realmente de la máquina es el paciente (ser vivo) y el terapeuta (ser vivo).

    Lo curioso Lagos es que sólo actúa cuando hay un aparatejo y unos cuantos euros de factura por medio. No suele funcionar en una simple charla por el precio de un café (en esto momentos sin cigarrillo).

    Y hay quien no utilizaba ninguno (terapeuta avanzado) y con sólo poner las manos era capaz de curar (jesucristo).

    Hombre, ya salió Jesucristo, ya sólo nos quedan Galileo y Hitler.

    La homeopatía de Hannemann es un claro ejemplo de ello

    Pues menudo ejemplo. Ahora bien si me quieres decir que toda esa «energía» se puede canalizar para obtener la misma eficacia que con un placebo, no necesito añadir nada más 😉

    Bueno si, esto La teoría “bioenergética” no comparte el paradigma científico por lo que no puede ser desacreditada “científicamente”. Pues que los que usan estas terapia la vendan como teología, porque la palabrería científica que emplean es impresionante.

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  11. 14 enero, 2011 a las 16:13

    Lagor dijo:

    La teoría “bioenergética” no comparte el paradigma científico por lo que no puede ser desacreditada “científicamente”.

    La «teoría» bioenergética postula la existencia de una forma de energía con propiedades determinadas. Eso es, claramente, terreno científico, por lo que tu afirmación es completamente falaz.

    ¿A nadie le resulta extraño cómo la mente o el observador pueda actuar sobre el comportamiento cuántico? Eso es como empezar a creer que somos “constructores” de nuestra realidad… eso cuanto menos es …. fiuuuu!! Sin embargo es algo que se sabe desde la época egipcia.

    Sin palabras. Ahora resulta que cosas que no son ciertas se «saben» desde hace milenios. El universo magufo es genial 🙂

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  12. Battosay
    14 enero, 2011 a las 16:36

    Lagor :
    Y ¿hoy en día alguien duda de la eficacia de la homeopatía?

    Yo no dudo de la eficacia de la homeopatía, estoy seguro de que no funciona.

    Por cierto, ¿podrías explicar como la mente influye sobre el comportamiento cuántico? Es más, ¿qué es influir en el comportamiento cuántico?

    Lagor :
    ¿Puede responder la ciencia a preguntas como, dónde está la memoria, el sentido de la consciencia o del yo? No.

    Si me permites un matiz, la respuesta es incompleta, debería ser: «No todavía».

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  13. 14 enero, 2011 a las 20:38

    Lagor :

    La homopatía habla de “bioenergías” que se guardan en el agua para aplicar a un paciente.

    Para nada. La homeopatía de Hannemann hablaba de que un principio químico ultradiluido actuaba en el organismo curando la enfermedad que había producido en alta concentración.

    El problema es que cuando se demostró que no quedaba principio activo en el agua homeopática, los negociantes tuvieron que inventarse algo para seguir vendiendo sus chochos (como diría Darío). Y se inventaron lo de la memoria del agua, que afirmaba que la estructura molecular de ésta guardaba estructuralmente información de otras moléculas con las que había estado en contacto. Pero tal fantasía duró poco, como puedes leer más abajo.

    El temita de la energía en la homeopatía es más reciente, cuando se empiezan a mezclar las terapias esotéricas entre sí: ya sabes, homeopatía, florecillas y energías del aura. Dado que no hay principio activo, no hay memoria del agua, y no hay nada de nada, solo queda recurrir a una energía mágica indecetable.

    Lagor :
    Y ¿hoy en día alguien duda de la eficacia de la homeopatía?

    Pues va a ser que sí:

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  14. Nu
    14 enero, 2011 a las 23:57

    Battosay :

    Lagor :
    Y ¿hoy en día alguien duda de la eficacia de la homeopatía?

    Yo no dudo de la eficacia de la homeopatía, estoy seguro de que no funciona.
    Por cierto, ¿podrías explicar como la mente influye sobre el comportamiento cuántico? Es más, ¿qué es influir en el comportamiento cuántico?

    Lagor :
    ¿Puede responder la ciencia a preguntas como, dónde está la memoria, el sentido de la consciencia o del yo? No.

    Si me permites un matiz, la respuesta es incompleta, debería ser: “No todavía”.

    Yo añadiría… la memoria esta en el hipocampo 😉 aunque este complejo neuronal interactua con más «zonas», (es todo un mundo el cerebro), algo que es obvio, el tema de la conciencia es más de lo mismo, aparte de ser una construcción social que incluye al «yo», lo que no me queda claro es a que hace referencia, si como uno se describe así mismo, como nos identificamos y somos únicos o la tergiversación que hacen los gurús del «yo».

    http://documentalesatonline.blogspot.com/2008/01/el-hombre-con-7-segundos-de-memoria2005.html

    Es largo de explicar pero si que se sabe lo «justito» del cerebro y se sigue estudiando… hay un par de ramas científicas que se encargan de ello, ej: neurociencia, psicología científica, etc.

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  15. Herbert West
    15 enero, 2011 a las 0:01

    Lagor :La homeopatía de Hannemann es un claro ejemplo de ello, y curiosamente… se considera ¿científico? La homopatía habla de “bioenergías” que se guardan en el agua para aplicar a un paciente. Y ¿hoy en día alguien duda de la eficacia de la homeopatía? Lo digo por que se curan hasta los animales, prueba irrefutable de que “algo” hay.Un saludo a todos.

    ¿La homeopatía científica? Si precisamente niega que valga el método científico.
    En cuanto a la efectividad y los animales lee los enlaces que te ha puesto J.M.

    Lagor :[…] Se conocen las reacciones químicas y eléctricas pero no por qué ciertas enzimas actuan de una manera y se recolocan en el espacio de la forma adecuada para facilitar la reacción […]

    Pues para no saberse…

    «La estructura primaria, secuencia de aminoácidos y
    ubicación única de cualquier puente disulfuro, está
    codificada en los genes. Las estructuras secundaria y
    terciaria, que conciernen a conformaciones proteínicas
    permitidas por los enlaces peptídicos, son dictadas
    Por la estructura primaria […]»

    -Bioqímica de Harper 14ª Edición, capítulo 6 «Proteínas. Estructura y función». Murray Robert K., Mayes Peter A., Granner Daryl K., Rodwell Victor W. Ed. Manual Moderno.

    Y también espero que nos expliques como la mente influye en los procesos cuánticos, por favor.

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  16. Gregorovius
    15 enero, 2011 a las 1:51

    Interesante lo de la consciencia del Yo.
    La célebre pregunta ¿quiénes somos?, en plural, a nivel de especie, ya está encaminada, y se acepta la respuesta entre no fanáticos no analfabetos.

    Pero el ¿qué es yo?. Eso tiene también tiene respuesta encaminada, lo que apunta Nu (#14]. Pero es mucho más difícil de aceptar. Para la vida diaria no es nada útil saber que la autoconciencia, la conciencia del Yo, es un modo de percepción particular del ser humano, con función de regulación del comportamiento en una especie con relaciones sociales muy complejas.
    ¡¿De qué serviría el «DNI o pasaporte»?!

    Aunque algunos pretenden hacernos retroceder a las concepciones animistas, a estas alturas.

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  17. ralvar
    15 enero, 2011 a las 2:13

    Lagor:
    «¿A nadie le resulta extraño cómo la mente o el observador pueda actuar sobre el comportamiento cuántico?»

    😯

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  18. Darío
    15 enero, 2011 a las 2:50

    ¿A nadie le resulta extraño cómo la mente o el observador pueda actuar sobre el comportamiento cuántico? Eso es como empezar a creer que somos “constructores” de nuestra realidad… eso cuanto menos es …. fiuuuu!! Sin embargo es algo que se sabe desde la época egipcia.

    :mrgreen: :mrgreen:

    Empiezo a sospechar que la cosa es más bien al revés, mi estimado: algunos oyen o leen la palabara cuántico y como que en su mente empieza a suceder algo … fiuuuu!!

    Y ya en serio, ¿de verdad crees todo esto que escribes?

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  19. 15 enero, 2011 a las 7:24

    Lagor nos ha dado él ejemplo perfecto de lo que pasa cuando alguien se pasa de listillo mezclando dos lenguajes que no entiende: el de la filosofía y el de la ciencia…

    Pd. Estimado Lagor, si vas a hablar de paradigmas al menos date una vuelta por Kuhn…

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  20. 15 enero, 2011 a las 8:46

    Lagor, creo que estás equivocado. Deberías informarte más. Yo también sé decir palabras tipo «cuántica», «positrón», «termodinámica», y no las uso para demostrar la veracidad de algo, o razonar sobre la veracidad de algo 🙂

    Saludoss.

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  21. Edward K.
    15 enero, 2011 a las 11:49

    Debería estar acostumbrado, pero después de la historia de Aoi me toca muchísimo las narices tener que aguantar las insensateces de estos indivíduos.

    Aoi, mucho ánimo y mucha suerte. Yo por mi parte, y supongo que todos los que se pasan por aquí habitualmente intentamos poner nuestro granito de arena para evitar o por lo menos minimizar casos como el tuyo.

    Y Lagor, (editado).

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  22. thetuzaro
    15 enero, 2011 a las 18:58

    La verdadera MORATERAPIA es que la mancha de una mora, con mora verde se quita, ¿no? (Ría ahora).

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  23. Aoi Neko
    17 enero, 2011 a las 8:49

    Muchas gracias Edward y a todos.

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  24. flauros
    18 enero, 2011 a las 2:10

    Guaaau, la maquina MO-RA parece un generador de señales, por que si es así yo quiero uno 🙂

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  25. Martrex
    18 enero, 2011 a las 18:42

    Para Lagor, alegrate que en algun universo paralelo la homeopatia es el equivalente a la ciencia.

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  26. Anónimo
    16 abril, 2012 a las 12:30

    Me sorprende que España no sea la primera potencia en desarrollo tecnológico y medicina habiendo tanto «científico sabio» jugando con el Quiminova. Lo que podría haber sido un buen artículo se va al garete gracias a los lamentables adjetivos usados para calificar aquello que no se comprende.
    Es cierto que no hay pruebas de que muchas de las terapias alternativas funcionen (entre otras cosas porque apenas se realizan investigaciones cuando es una técnica que no permite sacar tajada a las farmaceuticas) y hay que dudar de ellas pero descalificarlas de esa forma me parece de una mezquindad infinita.
    Lástima que el autor (y muchos de los lectores) no hayan nacido en la época de la inquisición. Sé que habríais disfrutado mucho jugando con las antorchas y hogueras.

    PD: ¿Cuándo os dan el nobel?

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  27. Ignacio
    24 abril, 2012 a las 14:54

    Yo sí que creo en la máquina del artículo. Y en la teoría de la «vibración» que la sustenta. Creo firmemente en la «vibración» de los órganos internos.

    De hecho cuando como alubias, a las dos horas «vibro» mucho 🙂

    PD: Estupendo articulo.

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  28. Juanillo Zapatero P
    12 noviembre, 2012 a las 13:26

    Hay mucha ignorancia al respecto menos mal que el anonimo ha tomado cartas en el asunto pero bueno asi nos va a los españoles con nuestra ignorancia

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  29. 12 noviembre, 2012 a las 14:52

    Si Juanillo, si no llega a ser por alguien que ni da su nombre todo seríamos unos ignorantes.

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  30. Juan
    9 diciembre, 2012 a las 12:21

    Si y no …las «tecnicas alternativas » seguramente son una respuesta mas emocional que cientifica a un hecho indiscutible que los tecnicos «tradicionales » tratan de obviar por inaccesible ( no son cientificos , termino que solo puedo usar con matematicos ) y es que basicamente somos , como todo el universo , energia .
    Nuestras celulas estan hechas con las mismas particulas que una barra de acero y responden por lo tanto a las mismas leyes …que estemos a años luz de tener el conocimiento para resolver los problemas » quimicos» de nuestro organismo aplicando la Fisica no significa que el camino no exista …cuando desaparezca la quimica tambien lo hara la medicina y por supuesto la Industria Farmaceutica la bestia negra de nuestra economia.

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  31. 9 diciembre, 2012 a las 15:41

    Juan, ¿te has dado cuenta que has empleado 10 líneas para no decir nada? Pero lo siento, no ganas el premio, otros dieron el mismo mensaje vacío en muchas más líneas.

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  32. Ethna
    9 octubre, 2013 a las 10:34

    Sé que mi comentario llega un poco tarde, pero acabo de leer el artículo+comentarios y desearía defender este sistema.
    No sé si sabré explicarme, no soy médico, ni terapeuta, ni nada de todo lo que se presume que se es por aquí. Pido disculpas por adelantado de mi ignorancia, desconocimiento, incultura..etc.
    Lo que sí puedo corroborar y confirmar es que durante un tiempo fui paciente de un terapeuta que me atendió con dicha máquina.
    Cabe decir que era totalmente reacia a este tipo de tratamientos, y no creía para nada en medicinas alternativas, naturales…etc.
    Hasta el momento padecía de fibroadenomas en los pechos, alguno tan considerablemente grande (4-5 centímetros) que tuvieron que operarme para extraerlo.
    Al visitarme con el terapeuta, me hizo una dieta, donde evitar ciertas carnes, grasas, leche y otros alimentos, me dio una tarjeta magnética que debía llevar en contacto con el cuerpo.
    El resultado fue que al cabo de unos 6 meses en la revisión médica posterior, con el médico convencional (hospital), me hicieron una ecografía y todos los fibroadenomas habían desaparecido.
    La explicación que me dio el médico convencional: las mujeres tenemos cambios hormonales
    La explicación del terapeuta (siento dar una explicación tan rudimentaria e inculta, es lo que recuerdo vagamente y no sé explicarlo con los mismos tecnicismos): en nuestro cuerpo tenemos unos filtros (hígado, pulmones, riñones) y éstos debemos mantenerlos sanos, por ejemplo no sobrecargar el hígado con ciertos alimentos que no asimilamos bien o no son saludables, de lo contrario, ciertas sustancias nocivas pasan a la sangre, y ésta las acumula en partes de nuestro cuerpo.
    También me reguló el tránsito intestinal, me costaba ir de vientre, fue ponerme dicha tarjeta magnética y a partir de ese día fui de vientre como un reloj. Eso sí, el efecto de la tarjeta dura unas 5 semanas, cuando este acabó, noté que ya no hacía tanto efecto y volvía a ir estreñida.

    También tenía problemas de estrés y e indicios de depresión, junto con este tratamiento me hizo tomar unas flores de Bach concretas, y con el tiempo todo mejoró notablemente.

    Mi hermana padece de alergia desde hace años, no es muy severa, pero en ciertas ocasiones moquea si parar, hasta que se le hacen pupas en la nariz de sacar tanta agua… ha probado de todo, pruebas de alergias, medicamentos…etc. Y nadie le ha solucionado el tema. Con la única manera que ha conseguido fulminarla es con el tratamiento de la tarjeta magnética, el único problema es que cuando el efecto de la tarjeta se acaba, vuelve a estar igual.

    Un último ejemplo, a mi padre le encontraron la vesícula llena de piedras, la solución era operar para quitárselas, con la posibilidad de que tuvieran que extirparle la vesícula.
    Como último recurso, visitó a este terapeuta, le hizo una dieta a base de evitar productos animales y tomarse unas sales naturales, tuvo que hacer este tratamiento intercalado con dieta normal durante unos meses. Acabó echando todas las piedras por el recto, es decir, defecando.
    Cuando le tocó ir con el cirujano, éste le hizo una ecografía para revisar el estado de las piedras antes de operar, y prácticamente habían desaparecido, evitando así la operación.
    Tanto su médico de cabecera como el cirujano, le pidieron a mi padre la dieta y tratamiento que había hecho, para recetarla a posteriores pacientes.

    Resumiendo, lo que está claro es que ningún tratamiento sea el convencional o los alternativos, hacen milagros, ninguno de ellos es infalible. Ante casos de enfermedades o patologías graves incurables es difícil encontrar remedio.
    Aunque no sea una ciencia exacta, creo que lo que sí pueden hacernos estos tratamientos alternativos ante la medicina convencional, es ayudarnos a prevenir ciertas enfermedades, es decir, con este sistema te hacen un chequeo total de todo el cuerpo y te avisa de cualquier anomalía por pequeña que sea, mientras que en la medicina convencional la detección de la anomalía se hace muchas veces cuando el problema está bastante avanzado, y la solución es cortar por lo sano: operando.
    Además, casi todos los medicamentos convencionales, tienen efectos secundarios, te arreglan una cosa pero te estropean otra. En cambio los tratamientos alternativos no son tan nocivos, sino que incluso se pueden compaginar con los tratamientos convencionales.
    Ese es el caso de algunas clínicas, que ya están combinando ambos métodos natural y convencional, de hecho no entiendo por qué no se promueve más esta combinación, se evitarían muchos gastos para la Sanidad Pública a la hora de detectar y tratar enfermedades.
    También cabe decir, y con esto doy la razón a comentarios que se han hecho, que estos tratamientos no son baratos, pero ¿alguien ha calculado cuánto dinero de su sueldo sacan cada mes para la seguridad social? total para que muchas veces se lo gasten otros …

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