¿Quién teme a los transgénicos?
Excelente charla de Pamela Ronald, profesora del departamento de Patología Vegetal de la Universidad de California, Davis, explicando de forma muy didáctica qué son los transgénicos y sus ventajas. Sin sensacionalismos y de forma concisa. Desafortunadamente, la charla no tiene subtítulos en español, pero aún así, con un nivel medio de inglés es una interesante charla.
Las terroríficas consecuencias de insertar genes de otras especies
Negacionismo climático II: siguiendo el olor de la ideología.
2014 nos despide de la farsa de la «pausa climática»
Si algo se le puede reconocer a los negacionistas climáticos es su imaginación. No importa cuántos argumentos se les desmonten, siempre encuentran alguna manera de manipular datos, o de lanzar otra campaña de márketing reviviendo mitos largamente desmentidos.
En los últimos años, uno de sus caballos de batalla ha sido una supuesta «pausa climática» desde 1998. El fundamento de esta pausa es el mismo que el de la mayoría de los argumentos negacionistas: manipulación y tergiversación.
Como podéis comprobar en esta gráfica, no es difícil encontrar «pausas» a lo largo del siglo XX, y la de 1998 ni siquiera es la más larga. Cada una de ellas tiene múltiples causas, muchas no del todo comprendidas, pero ninguna de ellas puede enmascarar la tendencia global de calentamiento, cuya causa es bien conocida: nosotros
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¿Por qué (os preguntaréis) teniendo registros climáticos desde el siglo XIX los negacionistas empiezan a contar en 1998 e ignoran el resto de las mediciones? ¿Se introdujo en 1998 algún nuevo sistema de medición que dejó obsoletos a los anteriores? ¿Se publicó algún nuevo modelo climático revolucionario? Ni mucho menos. La respuesta es mucho más prosaica. 1998 fue un año especialmente caluroso. De hecho, fue el año más cálido desde que se iniciaron los registros. Y por supuesto, si un año bate el récord de temperaturas, lo más probable es que los años siguientes sean menos cálidos. No hace falta ser un genio para intuirlo. Pero 1998 no mantuvo su récord por mucho tiempo. Tanto 2005 como 2010 le superaron, aunque por sólo una o dos décimas. Eso ha hecho que, si seleccionamos artificialmente el periodo posterior a 1998, la temperatura haya subido mucho menos de lo que los modelos del IPCC predicen de media para todo el siglo XXI. Y así, durante estos años los negacionistas, con total desprecio de la estadística se han dedicado a pregonar a los cuatro vientos que el calentamiento global se había detenido.
Pero como la realidad suele ser tozuda, 2014 se presenta, a falta de los datos de Noviembre y Diciembre con un nuevo récord de temperaturas, no sólo siendo el año más caluroso desde el inicio de los registros, sino que es una décima de grado más cálido que la media de la década pasada, 2004-2013. Por supuesto, no vamos a caer en las mismas falacias que los negacionistas, pero ya, ni siquiera con la manipulación de los datos y escogiendo de forma arbitraria el punto en el que empiezas a mirar las temperaturas en 1998 se puede alegar que haya pausa alguna. La tendencia a largo plazo, una vez más, se impone a las manipuladoras maniobras de los propagandistas a sueldo de las petroleras y sus tontos útiles que le hacen el trabajo gratis.
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¿Por qué hay artículos científicos que avalan la homeopatía, acupuntura, reiki, etc?
Epidemia de sangrados nasales en Fukushima
El desastre nuclear de Fukushima, como ocurre con la mayoría de sucesos impactantes, es un imán para la rumorología y la divulgación de bulos que, aparte de servir para que algunos hagan caja, enturbian con datos falsos un importante debate como debe ser el del futuro de la energía nuclear.
Uno de los bulos que más éxito están teniendo últimamente se refiere al espectacular aumento de casos de sangrados nasales entre los habitantes de las áreas alrededor de la central nuclear. El origen de esta epidemia de sangrados nasales parece ser un popular dibujante de mangas, Tetsu Kariya, en uno de cuyos cómics, Oishinbo, el protagonista (un reportero) sufre de hemorragia nasal después de visitar la planta nuclear.
Sensibilidad química múltiple, o cómo vivir del sufrimiento ajeno
El campo de la medicina es un lugar especialmente abonado a la aparición de todo tipo individuos con pocos o ningún escrúpulo que no tienen problemas en aprovecharse y vivir del sufrimiento ajeno. Esto es especialmente cierto en los casos de enfermedades graves, incurables y/o de origen desconocido, en los que el paciente se aferra con desesperación ante cualquier promesa de curación o, al menos, de explicación de sus síntomas.
Uno de esos casos es el llamado Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple, últimamente de moda junto con la Sensibilidad Electromagnética, en los que los pacientes reaccionan de forma intensa ante la exposición de cualquier producto químico a niveles que son indetectables e inocuos, en el caso de la SQM, o a cualquier campo electromagnético en el caso de la SE. Leer más…
El cerebro y la mente según la ciencia
Una excelente charla de Sebastian Seung, neurocientífico, explicando como la ciencia avanza poco a poco para dar respuesta a una de las preguntas filosóficas más antiguas. Leer más…
Negacionismo climático: siguiendo el olor del dinero.
El cáncer del ecologismo
Pues aunque pueda sonar duro, así es. No hace tanto que se denunciaba en este blog la infiltración del anticientifismo en el movimiento del 15-M, pero eso no es más que un muy tímido intento de replicar la casi total destrucción que han provocado desde hace ya muchos años del movimiento ecologista. Y no hay nada más que mirar qué ha pasado con el ecologismo para darse cuenta de lo peligroso que es para movimientos sociales y políticos legítimos dejarse invadir y caer en la tentación de dar cobijo a ciertas tendencias y organizaciones.
Aunque se pueden trazar antecedentes muy anteriores y existieron grupos y acciones que hoy calificaríamos de ecologistas, el movimiento ecologista tal como lo concebimos ahora comenzó, o más bien se popularizó, a finales de la década de 1950 y principios de 1960. En esa época, las campañas ecologistas consiguieron éxitos notables, como la regulación en el uso del DDT, la creación de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente americana (la famosa EPA) o la primera conferencia auspiciada por la ONU sobre medio ambiente.
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