Otra forma de medir las ventas de la pulsera Power Balance

Que la pulsera Power Balance ha sido un éxito comercial nadie lo duda. Sus efectos son más que dudosos y los principios científicos que justifican sus efectos no tienen el menor fundamento tal y como se explica en este artículo. Pero eso da igual, mucha gente se traga que pueda convertirse en un equilibrista de la noche a la mañana o bien le gusta el diseño o quiere llevar un objeto que está de moda. El caso es que la pulserita ha arrasado y se mantendrá ahí hasta que algún nuevo artilugio de propiedades maravillosas la desplace. Lo curioso es como siguiendo las estadísticas de enlaces al artículo de este humilde blog hemos podido monitorizar los picos de ventas de este producto.


Hay que decir que los comentarios en el artículo tuvieron que ser desviados hacia otra entrada, cuando el tamaño del archivo era de tal magnitud que amenazaba con colapsar el acceso al mismo. Eso no nos sorprendió, algunos de los participantes eran vendedores del producto, ya que éste se ha extendido por venta piramidal, lo que implica que no sólo los grandes almacenes la ofertaban, sino también pequeños gimnasio, monitores, tiendas de deportes, etc. Además posteriormente nos enteramos de que ya es práctica habitual la contratación de personas “sembradoras de opinión en la red”, esto es personas que participan en blogs publicitando productos y garantizando la eficacia de los mismos por unos cuantos eurillos. Y es hay mucho paro. Estas personas, además de dar opinión, cuando observan que no consiguen convencer se dedicar a ejercer como “trolls” y a enviar largos comentarios para intentar colapsar el artículo. Ya he presenciado varios ejemplos en la red de estas actuaciones.

Los resultados que muestra la gráfica no causan sorpresas: la pulserita se vendió como churros durante los Reyes Magos, de hecho fue el objeto más regalado estas pasadas navidades. Tanto que en muchos sitios se agotó. También debió venderse bien en San Valentín y Semana Santa. La primera fecha, que ha llegado a España desde los países anglosajones de la mano de los grandes almacenes, induce al regalo, mientras que la segunda al disfrute de la pulsera y comprobar como el número de “castañas” que te das en la nieve no baja por llevar la pulsera. En esos casos sería mucho más práctico un casco Power Balance (luego no digáis que no damos ideas).
En fín, esto es sólo una anécdota que nos reconforta al comprobar que mucha gente antes de comprar la pulserita (o de no hacerlo) consultó nuestro artículo para ver de qué iba ese “equilibrador” pulseril 😉

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