Y mañana, Navidad
Así se avanza en la vida: Primero uno cree en Papá Noel,
luego uno no cree en Papá Noel, y al final uno es Papá Noel.
Entre los muchos mitos navideños que adornan estos días, el de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás es uno de los más modernos, al menos en su forma actual. La imagen de Santa Claus con su trineo, renos y regalos, es una invención estadounidense de finales del siglo XIX. No obstante, el mito de Papá Noel tiene unos orígenes más antiguos e intrincados. Parece ser que el mito está inspirado en Nicolas de Bari, un obispo cristiano de origen griego que vivió en la actual Turquía durante el siglo IV y que sentía especial predilección por los niños, atribuyéndosele algún milagro relacionado con ellos. Falleció en el año 345 en una fecha cercana a Navidad, y de su nombre alemán San Nikolaus, deriva el de Santa Klaus o Santa Claus.
Cuenta una tradición que tres doncellas pobres carecían de dote para casarse; hasta el punto de que su desesperado padre estaba considerando vender como esclava a una de ellas para conseguir el dinero necesario para el casamiento de las otras dos. Según la leyenda, el obispo Nicolás se enteró de tal desgracia, y una noche lanzó tres bolsas de oro por una venta abierta de la casa que, por casualidad, cayeron dentro de las medias que de las jóvenes habían dejado secándose colgadas de la chimenea. Existen numerosas historias como ésta que atribuyen una gran bondad a San Nicolás, aunque carecen de ninguna base histórica.
En cualquier caso, San Nicolás adquirió dimensiones míticas y se convirtió en patrono de varios países europeos, así como de diversos colectivos como huérfanos, estudiantes e incluso ladrones. Su muerte, el 6 de diciembre de 345, hizo que la celebración del santo, que posiblemente supuso el comienzo de la tradición de intercambiar regalos, coincidiera con las festividades navideñas, tanto paganas como las posteriormente ajustadas convenientemente por el cristianismo.
En el siglo XVII, la llegada de inmigrantes a Estados Unidos trajo consigo multitud de tradiciones europeas. Entre ellas, las de los holandeses que fundaron en 1625 Nueva Amsterdam (poblado que posteriormente se convertiría en Nueva York), y entre las que se encontraba su patrón San Nicolas (Sinterklaas en holandés). Otros mitos de diverso origen fueron sumándose, como los duendes escandinavos repartidores de regalos que muy posiblemente fueran el origen de los pequeños ayudantes de Santa Claus.
A principios del siglo XIX, Washington Irwin retrató a un Santa Claus (deformación de la pronunciación anglosajona del Sinterklaas holandés) en su libro «Historia de Nueva York». En él, lo imaginó recorriendo la ciudad por las copas de los árboles en un vagón tirado por caballos, dejando caer los regalos por las chimeneas de las viviendas. El cambio por un trineo tirado por nueve renos se debe al poeta Clement Clarke Moore, que en 1823 publicó un poema que contribuyó a formar el actual mito, basándose en el relato de Irving. En esta época solía representarse a Santa Claus de diversas formas, entre ellas la de un pequeño duende o gnomo.
Posiblemente, la actual forma de gordo barbudo la adquirió cuarenta años más tarde, de mano del dibujante alemán Thomas Nast y sus tiras navideñas en un periódico neoyorquino publicadas alrededor de 1863.
Pero la imagen definitiva que ha llegado hasta nosotros fue acabada de perfilar en una campaña de la empresa Coca-Cola que, en 1931, encargó al artista gráfico Haddon Sundblom la «humanización» del mito. A pesar de que tanto los colores como el aspecto ya habían sido utilizados por otros autores anteriores, la campaña publicitaria de Coca-Cola contribuyó a unificar las diversas versiones y universalizar la imagen de Santa Claus como un abuelito bonachón, con prominente barriga y llamativo traje rojo y blanco. Sundblom tomó como primer modelo a un jubilado llamado Lou Prentice, aunque posteriormente siguió perfilando el personaje durante más de treinta años, tomándose a sí mismo como modelo principal, y a sus hijos y nietos para ilustrar a los niños que solían acompañar a Santa en cuadros y postales.
A pesar de su origen europeo y cristiano, las múltiples fusiones y transformaciones han convertido a Santa Claus en un icono norteamericano totalmente desvinculado de la religión cristiana; hecho que ha suscitado y suscita muchas controversias en Europa. La crítica al mito como una colonización cultural estadounidense o a la paganización de una figura cristiana es algo común en diversos países de nuestro continente. En España, sin ir más lejos, existen verdaderos defensores de la figura de los Reyes Magos frente a la de un Santa Claus extranjero.
¿Entonces no existe? 😦
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Pues yo de niño creía en los reyes magos, pero la intención, aunque originada de historias totalmente diferentes es la misma, aun asi, pienso que os diferentes pueblos deben conservar sus tradiciones
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Lo sabia!!!
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Claro que no….Los que traen los regalos son los Reyes Magos…:-D
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Cuando inventarán un Papanoel Pepsi y 7up?? XD
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Que las formas no empañen el fondo.
Esta es una Fiesta Cristiana para celebrar el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
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Hombre, Ignacio, es una fiesta cristiana en los países cristianos y para los creyentes cristianos, pero se trata de la celebración del solsticio de invierno, marcado como advenimiento de numerosas deidades. El cristianismo adaptó las fechas para coincidir con éste y colonizar la celebración navideña.
Así que, mejor Felices… (rellenar según convenga)
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El 25 de diciembre Monesvol creó el mundo. No tengo pruebas que sustenten mi argumento pero vamos a suponer que las tengo. ¡Feĺiz año nuevo Monevolesco!
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No sé yo si Nicolás de Bari era trigo limpio… no sé, no sé. ; la historia de las bolsas con dinero en las medias a secar no me huele nada bien.
Si ese fue el comienzo de la historia de colgar calcetines en Navidad para recibir regalos, indudablemente ocurrió en invierno. Con el frío que hace en invierno se entiende que la gente cuelgue su ropa a secar en la cocina. Pero entonces, ¿cómo se entiende que dejaran la ventana abierta?
Una posibilidad es que la historia hubiese ocurrido en verano. Las pobres chicas podían haber tendido sus medias fuera, pero no lo hicieron porque algún pervertido robaba su ropa interior. Yo no acuso a nadie, pero parece que Nicolás andaba por ahí… igual era casualidad… o no…
Otra posibilidad es que de verdad hubiese ocurrido en invierno. Algún estudiante gamberro y borracho pasó por delante de la casa y rompió la ventana de una pedrada, lo que explicaría tanto que la ventana estuviese abierta como que San Nicolás sea patrón de los estudiantes gamberros y borrachos.
Otra posibilidad (no quiero ni pensar en ella) es que el obispo fuera un adicto al sexo lleno de vicios ocultos y deseoso de poseer no una, sino tres esclavas. Aunque quizás sólo las compró para evangelizarlas, claro. Cada uno es libre de pensar lo que quiera… Al menos no las robó, y eso que terminó siendo patrón de ladrones.
Yo no me pronuncio por ninguna de estas alternativas (en realidad no son alternativas, San Nicolás podía ser pervertido, borracho y ladrón al mismo tiempo). En cualquier caso, siendo objetivo y aplicando la navaja de Occam, pues qué vamos a decir, que cuando el río suena, agua lleva. No parece que Nicolás de Bari fuera un tipo muy fiable.
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Para J.M, Manuel, el otro Manuel, El Rano, Cnidus y Gonn, os deseo un gran fin de año, que este blog crezca mucho más, que el año que empieza sea mucho mejor que todos los que habéis tenido y que vuestros planes se cumplan.
Un abrazo a todos.
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Pablo, los mismos deseos para tí.
Saludos
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La rubefacción en la zona de los pómulos parece indicar una vasodilatación periférica que podría ser síntoma de que Santa Claus no se tomaba la Coca-Cola sola.
Si le pilla la Guardia Civil se queda si trineo.
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Sí. Tiene el mapa de la Rioja en la cara. Pero no pensemos mal, no tiene porqué ser producto de una depravada vida; podría ser debido a alguna enfermedad, como el alcoholismo, por ejemplo.
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es impresionante como les gustan los niños a los católicos…
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Ya lo dice J.M.Hernández en la entrada, que San Nicolás de Bari «sentía especial predilección por los niños». Tal vez fuera un adelantado a su tiempo, porque hoy estamos viendo lo extendido que está el amor por los niños en la iglesia católica.
Esperemos que sean gnomos, y no niños, quienes trabajen a destajo fabricando juguetes en el polo para que Santa Claus se luzca con su trabajo.
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