¿Qué nos hace humanos?
Parásitos que controlan la mente
El escritor de temas científicos Ed Yong muestra en este video como diferentes parásitos manipulan y controlan el cerebro y el comportamiento de seres vivos infinitamente más complejos que ellos mismos.
El psiquiatra exorcista
Aunque parezca increible que en pleno siglo XXI, y en el supuestamente avanzado mundo occidental, se mantengan prácticas chamánicas heredadas de nuestro más remoto e ignorante pasado, lo que sobrepasa ya todos los límites es que dichos sortilegios de magia blanca medieval intenten adquirir respetabilidad científica por la perversa colaboración de algunos profesionales médicos, que abandonando cualquier atisbo de ética profesional, se rinden sin reserva alguna al fanatismo religioso más irracional.
La magia (científica) de hacer desaparecer el cerebro
El célebre escritor británico de ciencia ficción Arthur C. Clarke indicó en su tercera ley sobre el avance científico que “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Pues bien, uno de los más recientes avances en el estudio de la neurociencia es un ejemplo perfecto de la vigencia de dicha ley.
La psiquiatría debe romper las cadenas de la religión
Sobre los verdaderos límites de la vida y la muerte humanas
Ahora que el expresidente de gobierno español Adolfo Suarez ha fallecido corporalmente es quizás hora de hacer una pequeña reflexión sobre conciencia, identidad, vida y muerte.
Minicerebros humanos artificiales pero orgánicos
Un grupo de investigadores austriacos ha realizado un fascinante experimento en el que han sido capaces de reprogramar células de piel humana para obtener un neuroectodermo embrionario, que después de ser cultivado «in vitro» se ha autoorganizado en un «organoide» equivalente al cerebro de un feto humano de nueve semanas.
El Ministerio de Sanidad español y los exorcismos
Después de la asombrosa y reciente decisión del arzobispado de Madrid de formar con urgencia un grupo de exorcistas para atender
«la avalancha de peticiones y de casos en los que existiría una influencia demoniaca»
en la ciudad de Madrid, he intentado recabar la opinión oficial del Ministerio de Sanidad español sobre las implicaciones sanitarias, éticas y legales de esta absurda y supersticiosa intromisión en la práctica clínica por parte de estos viejos chamanes del siglo XXI.
¿Puede residir la conciencia fuera del cerebro?
Las historias de experiencias cercanas a la muerte (NDE; “near death experience”) son conocidas por la clase médica desde el siglo XIX, aunque han cobrado una reciente actualidad debido al desarrollo de tecnologías que permiten analizar éstas de forma científica. Una publicación en la prestigiosa revista “The Lancet” firmada por Pilm van Lommel y colaboradores devolvió la actualidad a ese tema, a la vez que desde sus páginas se barajaban hipótesis más cercanas al terreno de la pseudociencia, como por ejemplo: ¿reside la consciencia en el cerebro o quizás en un alma incorpórea conectada al cuerpo de alguna manera aún no descrita? Ni que decir tiene que este artículo de “The Lancet” fue duramente criticado por especialistas en neurofisiología, tanto por la forma de obtener algunos de sus resultados, como por las precipitadas y tendenciosas conclusiones alcanzadas.
Las experiencias vividas por supervivientes de ataques cardíacos en Holanda
El estudio publicado en “The Lancet” se incluyeron experiencias cercanas a la muerte recogidas en varios hospitales en períodos que oscilan entre 4 meses y 4 años (1988-1992), dependiendo del hospital en cuestión. Todos los enfermos fueron declarados clínicamente muertos, fundamentalmente por registro de electrocardiograma plano. Los autores del trabajo definen NDE como aquellos recuerdos que proceden del período de inconsciencia en el que aparecieron sensaciones de estar fuera del cuerpo, de bienestar, observar un túnel de luz, encontrarse con familiares ya fallecidos o ver pasar toda la vida en breves instantes. La definición de muerte clínica se estima en este trabajo por déficit de riego sanguíneo en el cerebro como consecuencia de problemas circulatorios, respiratorios, o ambos. Normalmente si la parada cardiorrespiratoria se prolonga durante más de 5-10 minutos se producen daños cerebrales irreversibles que provocan la muerte.
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