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Posts Tagged ‘magufo’

Segunda edición: Cinco características fundamentales del vendedor de humo


Decía Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios que había desarrollado un «kit para detectar tonterías», un conjunto de herramientas lógicas gracias al cual podía detectar falacias e inconsistencias en argumentos prestos al análisis escéptico. En la descripción del kit, Sagan presentaba los tipos de falacias lógicas más comunes y animaba al lector a comprobar y contrastar las fuentes de la información, a aplicar la navaja de Occam y, obviamente, a utilizar un sistema de corrección constante y búsqueda de errores similar al que ha hecho progresar a la ciencia moderna.

Como buen científico, basó su kit en la observación de los fraudes y mentiras que han azotado a la humanidad desde el albor de los tiempos y resultaba fascinante constatar cómo el engaño no ha cambiado tanto desde que descubrimos el fuego o inventamos la escritura, y quizá la única diferencia radique en que el tiempo ha convertido algunos de ellos en tradiciones respetables…

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10 frases que jamás entrarán en la cabeza de un magufo

23 marzo, 2010 188 comentarios

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La ciencia […] plantea hipótesis de modo que puedan refutarse. Se confronta una sucesión de hipótesis alternativas mediante experimento y observación. […] Desde luego, cuando se descarta una hipótesis científica se ven afectados los sentimientos de propiedad, pero se reconoce que este tipo de refutación es el elemento central de la empresa científica. La pseudociencia es justo lo contrario. Las hipótesis suelen formularse precisamente de modo que sean invulnerables a cualquier […] posibilidad de refutación, por lo que en principio no pueden ser invalidadas. Los practicantes se muestran cautos y a la defensiva. Se oponen al escrutinio escéptico. Cuando la hipótesis de los pseudocientíficos no consigue cuajar entre los científicos se alegan conspiraciones para suprimirla.

Carl Sagan en El mundo y sus demonios

Magufo es una palabra que aún no podemos encontrar en el diccionario de la RAE, ni siquiera en la Wikipedia, pero es un término muy utilizado generalmente en listas de correos, foros de Internet y otros ámbitos por personas escépticas de las pseudociencias para referirse informalmente a los promotores de éstas. Los magufos son personas completamente transparentes a las opiniones de los demás. Piden a los demás que duden de todo, pero son incapaces de dudar de sus planteamientos. Y como muchos de esos planteamientos son alocados tienen que mezclarlo con verdades distorsionadas para ganar seguidores.

(i) ¿Por qué digo que son ideas alocadas? Juzgar vosotros mismos. Por aquí he conocidos a personas que: creen que la Tierra es hueca, la evolución biológica no existe, los médicos y las farmacéuticas minan la salud de la población, hay una estrella que en año 2012 arrasará el planeta, la NASA conspira contra nosotros o que el planeta está gobernada por unos reptiles extraterrestres. Estas personas nunca presentan evidencias científicas de lo que dicen y repiten machaconamente planteamientos sacados de Internet o de vídeos de YouTube (muchos de ellos confeccionados por persona que piensan igual que ellos). Grupo aparte merecen las visitas de homófobos que odian los homosexuales, de supremacía blanca o que desean que los científicos desaparezcan de la faz del planeta. Aquí se mezclan trolls que lo hacen para pasar el rato con verdaderos perturbados que llegan a amenazar seriamente a la integridad de los administradores de este blog. Y por si era poco aún nos quedan los vendedores. Evidentemente algunos defienden esas ideas alocadas porque en ellas se sustenta su negocio, pero ese es otro tema que ya habréis visto reflejado en algunos artículos.
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Japón ganó la Segunda Guerra Mundial

28 febrero, 2010 22 comentarios

Los debates con magufos y pseudocientíficos son bastante cansinos. Entre otras cosas, porque éstos despliegan toda una parafernalia de explicaciones esotéricas, pero en ocasiones bien montadas, que pueden dar la vuelta a cualquier historia, por muy bien documentada que ésta esté. Con ese fin el bioquímico Robert Shapiro expone algunas de esas estrategia en su obra Orígenes (Ed. Salvat, 1987). No tiene desperdicio.

Imaginemos, por ejemplo, que nos encargan una tarea tan irrazonable como ésta: demostrar que Japón venció a los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo procederíamos?. Primero tendríamos que desacreditar periódicos como el New York Times, que guarda un relato detallado, día a día, de la victoria norteamericana. Podríamos reunir primero errores tipográficos del New York Times y ejemplos de cuando publicó las fe de erratas retractándose de faltas anteriores. Después de eso reuniríamos una lista de predicciones equivocadas: declaraciones optimistas de economistas, boxeadores profesionales y directores de campañas electorales, publicadas en ese periódico y que resultaron erróneas. Reuniríamos todos esos ejemplos y concluiríamos que el New York Times no tiene ningún valor como fuente histórica. Luego publicaríamos un panfleto con la información “auténtica”, y a la institución editora le pondríamos un nombre altisonante, como “Instituto de Investigación de la Victoria Japonesa”. En ese boletín sacaríamos fotografías de la incursión de Pearl Harbor, transcripciones de las emisiones radiofónicas japonesas en tiempo de guerra en las que se aseguraba una victoria inminente, y las noticias actuales sobre la difusión de coches y restaurantes japoneses por todos los Estados Unidos. Por último, podríamos exigir que a este punto de vista se le concediese el mismo tiempo que al convencional en las clases de historia de las escuelas públicas. No nos cabría esperar salir victoriosos de tal empeño, pero sería interesante ver la confusión que podríamos crear. Eso ha sido la estrategia creacionista en las áreas que han escogido-

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19 febrero, 2010 24 comentarios

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Como buen científico, basó su kit en la observación de los fraudes y mentiras que han azotado a la humanidad desde el albor de los tiempos y resultaba fascinante constatar cómo el engaño no ha cambiado tanto desde que descubrimos el fuego o inventamos la escritura, y quizá la única diferencia radique en que el tiempo ha convertido algunos de ellos en tradiciones respetables…

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