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Las impresionantes victorias sobre el cáncer de mama


Las últimas décadas de prevención, investigación y tratamiento del cáncer de mama han hecho disminuir prácticamente en dos tercios la tasa de mortalidad después de un diagnóstico desde la década de 1990.

El cáncer es un conjunto de enfermedades que nos lleva acompañando a los humanos mucho antes de ser sapiens, tal y como lo demuestra el hecho de que un “Australopithecus sediba” niño desarrolló un tumor óseo en seis de sus vértebras hace la friolera de 1,98 millones de años.

Por supuesto, el resto de los animales tampoco están libres de esta funesta consecuencia evolutiva desde casi los orígenes de la vida, ya que se han encontrado tumores en múltiples fósiles, como por ejemplo un osteosarcoma ubicado en el peroné de un “Centrosaurus apertus”, un dinosaurio con cuernos que vivió hace unos 76 millones de años.

Y hasta la llegada de la moderna medicina científica poco había que hacer, salvo esperar el fatal desenlace meses o años después de que los síntomas fueran evidentes. Pero en estas últimas décadas el esfuerzo combinado de miles de investigadores de las más varias áreas de conocimiento en todo el mundo está dando sus frutos y la lucha frente a estas terribles enfermedades se empieza a decantar hacia nosotros, los sapiens tal y como lo atestigua un reciente estudio publicado en la revista “The BMJ”.

Así investigadores británicos analizaron la supervivencia de 512.447 mujeres en Inglaterra a las que se les diagnosticó cáncer de mama invasivo temprano entre enero de 1993 y diciembre de 2015 es decir, un total de más de dos décadas de estudio.

Los resultados indican que las mujeres que fueron diagnosticadas entre los años 1993 y 1999 tenían un 14,4 % de riesgo de morir en 5 años a causa de este cáncer. Y tal y como indica la siguiente figura

esta tasa se redujo a alrededor del 10% a las diagnosticadas entre los años 2000-2004, a cerca de un 7% en el periodo 2005-2009 y a tan solo un 4,9 % para las mujeres a las que se les detectó el cáncer entre 2010 y 2015.

Es decir, la cantidad de personas que mueren después de un diagnóstico de cáncer de mama ha disminuido prácticamente en dos tercios desde la década de 1990.

La tendencia es similar cuando se observan periodos de tiempo más largos. Así, el riesgo de morir de cáncer de mama a los 10 años de la detección bajó del 23% (periodo 1993-99) al 17% (200-2004) y al 13% en el periodo 2005-09.

Si se observan las tendencias del gráfico es muy probable que a diez años tras detección solo alrededor de un 10% de las mujeres diagnosticadas en el periodo 2010-15 se enfrente a la muerte.

Y hay que tener en cuenta que este estudio ha finalizado con los datos de 2015, pero es más que probable que las mujeres diagnosticadas de este cáncer en la actual década tengan un pronóstico todavía mucho más favorable.

P.D:

Y mientras miles de investigadores hacen profesionalmente su trabajo, algunos médicos (que deberían estar inhabilitados y en la cárcel) van por ahí «curando» enfermedades con chamanismo casi medieval.

  1. Eduardo Baldu
    28 junio, 2023 a las 10:06

    El tema del cáncer es complejo, pero los avances son evidentes. Y lo serían aún más si en lugar de este modelo económico de mierda que tenemos, tuviéramos uno encaminado a priorizar las necesidades humanas, en lugar de llenar las cuentas corrientes de esos parásitos explotadores y especuladores (Es un claro ejemplo de cómo quienes son favorecidos por este modelo, también sufren las consecuencias de su propia avaricia: Muchos mueren –y morirán- de cánceres para los que, en otro modelo económico, ya tendríamos la cura, pero su avaricia les pasa factura. Y, sinceramente, no siento ningún tipo de empatía con ellos. A diferencia del resto de los mortales, que al final somos los que pagamos los platos rotos, ellos se han buscado esas consecuencias).
    Por otra parte, existe una visión del cáncer equivocada. La mayoría de la gente piensa en el cómo en una enfermedad, cuando en realidad son muchas y distintas. Es como si a todas las enfermedades de las vías respiratorias las llamáramos gripe. Por ello, y aunque hay avances en todos los procesos cancerígenos, tales avances son independientes y puede haber tipos de cánceres en los que nuestras capacidades de curación, o de convertirlos en una enfermedad crónica controlable, estén más avanzadas en unos que en otros.
    Pero, insisto, si se dedicaran los recursos suficientes, la situación no sería tan dramática como en algunos casos es.

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