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Ese sexismo tan incrustado en la sociedad


Desde siempre, la ideología dominante ha impuesto una jerarquía social en la que hay una clara gradación de «aptitudes» y que desgraciadamente unas pocas décadas de débiles intentos de educación igualitaria y democrática han sido incapaces de revertir, incluso en los países occidentales más avanzados, tal y como demuestra un reciente e impactante estudio realizado en los EEUU.

Como los humanos somos monos listos, con gran capacidad para la ocultación y el engaño (sobre todo cuando de asuntos sensibles sobre las propias opiniones se trata) es muy difícil conocer lo que en realidad piensa cada persona. Y así, cuando se quiere saber si alguien es sexista, homófobo, racista o similar el preguntar es una pérdida absoluta de tiempo y esfuerzos ya que la mayoría de la gente (salvo los descerebrados que incluso llevan con orgullo el sentirse «superiores» a mujeres, negros, lesbianas, judíos, homosexuales y demás gente de «mal vivir», aun cuando en realidad poco tengan de qué presumir) suaviza su postura y esconde su ideología, cuando no miente descaradamente.

Es por ello que algunos monos de los más listos entre nuestra especie de monos listos idearon hace tiempo la manera de conocer el verdadero pensamiento y los condicionantes socio-culturales de las personas a través de experimentos más o menos sofisticados, en los que se miden respuestas inconscientes y automatizadas, sobre las que es muy difícil engañar. Y en el tema que nos ocupa hoy, el «Test de Asociación Implícita» es una herramienta muy valiosa a la hora entender como los humanos clasificamos el mundo y como estamos influidos por los sesgos y los prejuicios genéticos y/o culturales.

En pocas palabras, este test consiste en presentar las categorías a estudiar asociadas con diferentes atributos y observar el tiempo de reacción de los diferentes individuos al estímulo, de tal manera que cuando la asociación es instantánea es porque el individuo la tiene perfectamente interiorizada (incluso a un nivel tan subconsciente, que no es capaz siquiera de comprenderla), mientras que aquellas asociaciones más «extrañas» harán entrar en acción a la parte más racional del cerebro para lidiar con la cuestión y la respuesta, independientemente de que sea correcta o no, tardará más tiempo en verbalizarse y obtenerse. Y así, midiendo el tiempo de respuesta a las diversas cuestiones se puede tener una idea de la ideología (aceptada o impuesta) de los diferentes individuos.

En el caso que hoy nos ocupa: el estudio del sexismo, la Dra. Mahzarin Rustum Banaji una investigadora experta que ha desarrollado su trabajo en las prestigiosas universidades de Yale y Harvard nos muestra en vivo y en directo un experimento con alumnos universitarios (de esos que se pueden permitir pagar varias decenas de miles de dólares al año en matrícula y alojamiento en una residencia universitaria «liberal», y que por tanto pertenecen a esa clase media-alta estadounidense que se puede considerar sino libre de prejuicios al menos bastante equilibrada) y que por ello no serían representativos de la media social del común de los mortales, sino que serían los «mejores» candidatos para no tener (o al menos tener muy disminuidos) los prejuicios que el ser humano lleva arrastrando desde sus albores.

En el experimento en cuestión, la profesora les presenta a sus alumnos la dicotomía hombre-mujer y su asociación con trabajo investigador o las clásicas labores domésticas, agrupando hombre al primero y mujer al trabajo en casa ¡como debe ser!. Y como se puede observar en el siguiente video, los estudiantes asignan «acertadamente» y de manera más que automática las palabras que van apareciendo a las dos opciones de parejas de sexo y ocupación sin ningún tipo de duda.

Después, cuando la profesora les plantea la asociación mujer-investigadora y hombre-amo de su casa ¿qué pasará con el tiempo de respuesta?

Pues como se puede observar en el siguiente video, continuación del experimento anterior, no hay que ser experto en estadística para determinar el resultado.

Los mismos estudiantes ahora se muestran más dubitativos tanto en su expresión como en el tono, en el énfasis y en el tiempo medio de la respuestas que de 631 milisegundos pasan a ser de más de 1.000 milisegundos, prueba de que esta asociación les ha resultado mucho más difícil de asumir que la culturalmente adquirida desde pequeños de que los humanos tenemos labores «naturales» asociadas.

Por supuesto, esta doctora y otros investigadores han encontrado con este tipo de test el mismo tipo de sesgos culturales cuando se abordan diversos estereotipos: edad, raza, preferencias sexuales o clase social, demostrando que a pesar de las mentiras de determinados manipuladores de la ultra y la derechita cobarde de muchos países, queda mucho trabajo para conseguir una plena y real igualdad de oportunidades, puesto que si todos llevamos grabado a fuego en nuestros cerebros que los varones blancos (germánico-anglosajones por supuesto, que ya sabemos que para estos casos los mediterráneos o los eslavos somos miembros de segunda clase) heterosexuales de clase alta son superiores por mandato genético-divino, ya sabemos entonces como se eligen en la práctica los altos cargos de poder: directivos de empresas, judicaturas y asociaciones de todo tipo.

Pero eso sí, que quede bien claro que todos aquellos que luchamos por y exigimos igualdad somos unos perroflautas-feminazis-judeomasónico-bolivarianos o yo que sé, porque el cacao mental de algunos solo puede ser desentrañado por los más preclaros expertos en psiquiatría.

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  1. Herpes simplex
    19 abril, 2021 a las 11:28

    Un experimento en grupo? Creo q no está bien diseñado. Podría haber un efecto q yo llamaría no mear fuera del tiesto o hacer lo q hace la mayoría.

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  2. Eduardo Baldu
    19 abril, 2021 a las 11:33

    Puede que yo ya no tenga la cabeza para ciertas finuras, pero la prueba me parece confusa.
    En la primera parte, la pregunta ¿Cuál es? ¿A quién atribuye la función la sociedad de determinadas actividades del entorno familiar, o a quien se las atribuye la persona que responde? No es lo mismo porque la opinión personal no tiene por qué coincidir con la general.
    Por otra parte, tanto en las funciones del entorno familiar como en las del ámbito científico, técnico o profesional en general, yo no sabría que responder si las dos únicas opciones son hombre o mujer, porque si aceptamos el criterio que todas funciones deben ser asignadas en función de las capacidades de los aspirantes, carece totalmente de sentido tal pregunta. Y en concreto, en lo que a las funciones de la casa se refiere y al margen que en su totalidad (con mayor o menor acierto cualquiera puede realizarlas, en contra del estereotipo establecido conozco hombres que son verdaderas “figuras” en la cocina, por ejemplo, o extremadamente meticulosos en la limpieza o el cuidado de los niños, y mujeres que son todo lo contrario. No creo que exista un perfil sexual para tales funciones.
    Aunque puede que esté empanado y no haya entendido nada de la prueba.
    ¡Ojo! No pongo en duda que, efectivamente, los sesgos machistas siguen teniendo un peso extraordinariamente condicionante en nuestra sociedad. Solo estoy hablando de la prueba realizada

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  3. 19 abril, 2021 a las 11:37

    Como se puede observar en los videos las respuestas son muy inferiores a un segundo e inmediatamente se pasa a la siguiente pregunta, de tal manera que los participantes no tienen tiempo de seguir a la mayoría porque entonces se quedan desfasados con la siguiente pregunta. De todas formas este experimento es puramente visual, los investigadores han realizado estos test con muchos individuos que se encontraban ellos solos frente a un PC y los resultados son los mismos. Por ello, la investigadora hizo estos videos para difundir el resultado de manera más impactante.

    Es más, si entras en la web de esta y otra universidades americanas puedes hacer tú mismo alguno de estos test. Se dice que más de 3 millones de personas han realizado alguno en la web de la Universidad de Harvard. Ahí va el link por si quieres hacerlos tú: https://implicit.harvard.edu/implicit/

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  4. Herpes simplex
    19 abril, 2021 a las 11:52

    Gracias

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  5. 19 abril, 2021 a las 12:35

    En el primer video se ha colocado en la parte de izquierda la asociación hombre-científico y en parte derecha mujer-ama de casa. Luego van saliendo palabras que hay que ubicar en la derecha o en la izquierda, manteniendo esa proposición. Por ejemplo si sale John: entonces los participantes tienen que decir «izquierda». Así palabras como nombres de mujer, ropa, niños, plancha, etc deben agruparse a la derecha, mientras que otras como universidad, química, laboratorio, etc, deben ir en la zona de la derecha, independientemente de que cada uno sea machista o no, porque así lo exige el enunciado.

    Cuando se repite el experimento con las asociaciones inversas: hombre-amo de casa y mujer-científica, entonces las palabras específicas como física o cocina deben cambiar de columna.

    La base del experimento es que para asociar correctamente los pares que son chocantes para cada individuo se pasa de una respuesta automática a otra en la que entra en juego el razonamiento, y entonces se tarda más en dar la respuesta correcta a la proposición. Así, si las respuestas medias son similares en los dos experimentos no hay sesgo de género, mientras que el retardo en una de ellas implicaría machismo» o «hembrismo» según el caso.

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  6. claraperegrin
    21 abril, 2021 a las 15:13

    Pues yo no saco para nada esa conclusión. Una cosa son los sesgos, contra los que se puede pelear pero no eliminar ya que forman parte de la naturaleza profunda del ser humano y otra cosas es que haya una relación directa entre sesgos y racismo, desigualdad o cualquier discriminación.

    Un sesgo no es nada más que un atajo de nuestro cerebro para ahorrar energía a la hora de entender el mundo en el que vivimos. Eso no implica que ese atajo sea fruto de una discriminación/opresión o que dé como resultado una discriminación/opresión. Los sesgos muchas veces corresponden a aplicar lo más común a todos los casos y ya está, sin juicio de valor. Por ejemplo, es más común una ama de casa que un amo de casa, es más común un ingeniero que una ingeniera, es más común un médico mujer que un médico hombre, es más común una jueza que un juez, etc. Nuestro cerebro lo único que hace es lo que hace la tecnología de machine learning con los datos de que disponemos.

    Otra cosa es la discriminación. Yo puedo ver raro que un hombre sea amo de casa (porque lo es) y no por ello parecerme mal, juzgarlo o denostarlo… Al revés, lo aplaudo.

    Y otra cosa igualmente distinta es que esas generalizaciones poblacionales sean fruto de la opresión o sean fruto de diferencias naturales entre hombres y mujeres. Puede que de forma natural haya menos mujeres interesadas (que no menos capaces) en carreras tecnológicas. Eso no implica que haya una opresión y que las mujeres no puedan o se sientan mal haciendo una ingeniería. Es más, sé de primera mano que las ingenieras son muy pero que muy bien recibidas en las escuelas de ingeniería. Lo único que pasa es que hay menos. Te recomiendo para hablar de este tema con más rigor que veas el documental: Lavado de Cerebro – La Paradoja de la Igualdad en Noruega en youtube.

    Yo soy mujer, amo la ciencia, he estudiado lo que me ha dado la gana, me he sentido libre 100% en todas mis elecciones, se me ha tratado como alguien válido siempre. Nadie jamás me ha hecho sentir tonta ni inferior por ser mujer.

    No niego que exista el machismo, niego que sea una limitación o una fuente de discriminación en nuestro país. El machismo para mí es más bien una paletada, una molestia, una mosca puñetera pero también lo son los prejuicios hacia los feos, los gordos, los bajitos, los tontos, etc… Son cosas que estaría bien que desaparecieran pero en general y no son para nada exclusivos de los hombres, blancos, heteros. De hecho, los comentarios machistas que más he recibido en mi vida provenían de mujeres.

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  7. 21 abril, 2021 a las 18:52

    claraperegrin

    «Una cosa son los sesgos, contra los que se puede pelear pero no eliminar ya que forman parte de la naturaleza profunda del ser humano y otra cosas es que haya una relación directa entre sesgos y racismo, desigualdad o cualquier discriminación.»

    Has indicado un punto importante: contra los sesgos se puede pelear. Pero hay que hacerlo y desgraciadamente lo que ocurre es que la mayoría de la gente no pelea contra ellos porque no los asume. Y sin asumir el sesgo es imposible combatirlo.

    Mira por ejemplo los datos que incluí en estas entradas de hace tiempo en CyD. Si a las niñas se las desanima en el colegio para estudiar matemáticas o ciencias, el resultado será que la inmensa mayoría de las ellas abandonarán salvo aquellas escasísimas con una fuerte convicción o un entorno familiar muy motivador como el caso del célebre matemático Charles Fefferman:

    https://lacienciaysusdemonios.com/2014/09/02/las-matematicas-son-dificiles-para-las-mujeres-y-los-negros/

    Y esos sesgos influyen en la mayoría de los profesores e investigadores cuando de seleccionar candidatos se trata:

    https://lacienciaysusdemonios.com/2015/03/03/discriminacion-academica-o-como-la-universidad-en-eeuu-es-cosa-de-hombres-blancos/

    Es más, en este contexto te puedo contar una anécdota personal que quizás entiendas. Como investigador evalúo para distintas revistas de todo el mundo los artículos que envían otros científicos de mi campo. Un día me llegó un estudio de un grupo egipcio, algo extraño puesto que fue hace muchos años y yo solía recibir estudios de grupos estadounidenses, europeos, excolonias «blancas» del Imperio Britanico (Canadá, Australia, etc), Japón y poco más. Y en cuanto llevaba analizadas un par de gráfica noté mi desinterés y quizás un poco de superioridad por mi parte sobre esos pobres científicos del Tercer Mundo (algo que probablemente también sentirán los evaluadores alemanes, yanquis o ingleses cuando analicen mis trabajos). Entonces paré mi evaluación, reflexioné que tenía que ser totalmente objetivo sobre los datos (independientemente de su origen) y al final descubrí que era un buen estudio y recomendé al editor su aceptación con cambios menores. Visto en perspectiva, es probable que si no me hubiera dado cuenta y parado en ese momento a quemar neuronas expertas en pensamiento crítico mi evaluación hubiera sido menos favorable, porque estaba basada en mi sesgo inconsciente. Y lo increíble es que yo hubiera defendido mi capacitación en la evaluación como los miles de profesores universitarios de esta entrada que he comentado antes

    https://lacienciaysusdemonios.com/2015/03/03/discriminacion-academica-o-como-la-universidad-en-eeuu-es-cosa-de-hombres-blancos/

    porque es muy difícil darse cuenta de cuando uno actúa injustamente, pero en concordancia con lo que se espera porque lo tenemos tan interiorizado como la tabla de multiplicar del 3.

    Así que antes de afirmar tan rotundamente eso de que

    «No niego que exista el machismo, niego que sea una limitación o una fuente de discriminación en nuestro país.»

    pienso que deberías informarte un poco mejor, porque estudios hay miles y todos ellos coinciden: los sesgos hacia mujeres y minorías se convierten fácilmente en discriminación.

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  8. 21 abril, 2021 a las 19:28

    claraperegrin

    Sobre tu visión de que

    «Yo soy mujer, amo la ciencia, he estudiado lo que me ha dado la gana, me he sentido libre 100% en todas mis elecciones, se me ha tratado como alguien válido siempre. Nadie jamás me ha hecho sentir tonta ni inferior por ser mujer.»

    Simplemente decirte que has tenido muchísima suerte. Aunque sobre este tema casualmente también tengo otra anécdota (es lo que tiene ir envejeciendo, que las batallitas están cada vez más presentes).

    Hace unos años vino la insigne Margarita Salas a dar una charla a mi institución en la celebración del Día de la Mujer en la Ciencia. El salón de actos grande estaba a rebosar, no sólo de investigadores y demás personal de mi centro sino que además había muchos estudiantes de secundaria de los institutos próximos a los que habíamos invitado ante la posibilidad de que pudieran escuchar de primera mano las vivencias de tan prestigiosa científica y la forma en la que iba a motivar a los estudiantes y sobre todo a las estudiantes, que para eso era día.

    La Dra. Salas nos dio una charla sobre su carrera que a muchos y muchas de los que teníamos unos años nos impactó y no favorablemente por cierto. Nos contó que en el verano de 1958, mientras era estudiante de Químicas, conoció al también insigne Severo Ochoa que llevaba 3 décadas de exilio en un viaje que este último hizo a España y que él le animó y ayudó a iniciar su carrera investigadora. Pero a la Dra. Salas se le «olvidó» decirnos que ese contacto fue comiendo paella en casa de sus padres, y que su padre, el médico José Salas era primo político y fue compañero de la Residencia de Estudiantes del gran científico. Luego nos contó que después Ochoa desde EEUU le envió varios libros de bioquímica, interesándose por sus progresos académicos, de tal manera que cuando la recién licenciada Margarita Salas quiso empezar una tesis doctoral el mismísimo Ochoa habló con Alberto Sols, el pionero de la Bioquímica en España y aunque según nos comentó muy diplomáticamente la propia Salas en su charla, Sols no era nada partidario de las mujeres en Ciencia al final se dejó convencer por el Premio Nobel y Salas inició su fulgurante carrera como científica, que casualmente continuó en EEUU como postdoctoral a las órdenes del Premio Nobel. También nos habló Salas en su «motivadora» charla de su marido también científico, el fallecido en ese momento Eladio Viñuela en unos términos que imagino cegada por el amor y la devoción a su difunto esposo hizo que se minusvalorara de manera muy importante, pareciendo en todo momento que ella fue simplemente la actriz secundaria de la película protagonizada por Viñuela. Por supuesto, Salas nos dejó muy claro varias veces que ella no había observado discriminación sexual alguna durante su carrera y que siempre había vivido rodeada y luchando por la excelencia. Porque los privilegiados difícilmente se dan cuenta de su situación de privilegio y tienden a pensar que esas cosas que se cuentan de la gente humilde son cuentos de vieja o similar.

    Quiero aclarar y recalcar que con esto no quiero minusvalorar de ninguna manera la inteligencia, el trabajo y la brillantez de la Dra. Salas, pero es evidente que esa conjunción de planetas se da una vez en la vida y al escuchar su charla y conocer el contexto el resumen era claro y demoledor para las nuevas generaciones de futuras científicas: una mujer triunfa en la Ciencia si vale, por supuesto, pero tanbién si además está rodeada de grandes genios, hombres todos ellos, que la apoyan y la guían. Por ese motivo algunos (y sobre todo algunas) de los presentes salimos espantados por el rotundo fracaso de la iniciativa, esperando que las chicas motivadas para la Ciencia no hubieran entendido del todo el fondo de todo este asunto, porque si no lo mismo echaban a correr y no paraban.

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  9. claraperegrin
    21 abril, 2021 a las 23:25

    Me estás hablando de algo que pasó hace décadas. La situación de la mujer entonces nada tiene que ver, absolutamente nada, con la situación de la mujer hoy en día. Mi abuela no pudo estudiar, no pudo trabajar. Yo no sólo sí he podido sino que me han educado para que lo haga.

    Te daré más datos. Hoy en día hay más mujeres farmacéuticas que hombres. En las últimas conferencias de prensa de la Agencia Europea del medicamento, de 4 personas con mayor responsabilidad 3, eran mujeres. https://www.youtube.com/watch?v=R44xKGOZ0kQ
    Eso sí, todas hablando un inglés perfecto. Hablar inglés sí que es hoy en día un techo para llegar a puestos directivos y nadie habla de ello ni se gasta un duro en que nuestros niños hablen perfectamente inglés.

    En las empresas farmacéuticas, los hombres directivos poco a poco están siendo sustituidos por mujeres (hay que dar tiempo al tiempo). Una mujer hoy en día triunfa en ciencia si le da la gana, no necesita la parafernalia que necesitó Margarita Salas.

    Hace 40 años, había un machismo limitante, un techo de cristal. Hace 150 años no había mujeres en las universidades españolas. Hoy en día hay más mujeres universitarias que hombres. ¿Hemos necesitado políticas específicas para que este cambio tan brutal se dé o simplemente le hemos dado a las mujeres igualdad legal y de oportunidades y ellas solas, porque pueden y quieren, han hecho realidad esa transformación social poco a poco y sin gastar dinero público en gilipolleces?

    En las ingenierías no hay muchas mujeres, pero en otras carreras que siempre habían sido de hombres (medicina, farmacia, química, biología…) hoy hay mayoría de mujeres. Me parece que, como muestra el documental que te he enviado, hoy en día las mujeres pueden hacer con sus vidas lo que quieran. Pero resulta que lo que quieren hombres y mujeres no es lo mismo. Parece que no nos interesan las mismas cosas. ¿Qué problema hay?

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  10. 22 abril, 2021 a las 6:40

    No, te estoy hablando que cuando se impone una doctrina es muy dificil de darse cuenta que se está mediatizado.

    Y lo que no pareces entender es que indepentemente del número de farmaceuticas o de licenciadas en lo que sea, luego cuando ves la promoción profesional resulta que incluso en las carreras en donde hay mayoría de mujeres en la cúpula de sus asociaciones empresariales, puestos de universidad y altos cargos de las empresas afines siempre están copadas por hombres.

    No conozco la situación en Noruega, pero en España y en casi todo el resto del mundo tu afirmación de que

    «hoy en día las mujeres pueden hacer con sus vidas lo que quieran.»

    suena a película de Disney, porque los datos son claros.

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  11. 22 abril, 2021 a las 8:53

    Y no te estaba hablando de décadas, porque te recuerdo que la Dra. Salas estuvo formando predoctorales hasta ayer mismo, porque se mantuvo como activa en forma de emérita sin jubilarse hasta casi el mismo día de su muerte en 2019. En ese largo periodo dirigió varias docenas de tesis doctorales, de las cuales la gran mayoría correspondieron a hombres. Y como nos indicó varias veces en su charla magistral, durante su carrera científica ella únicamente se había guiado por la excelencia. Por tanto, la conclusión evidente que se extrae de su dilatada carrera es que (al menos en España) los hombres están más dotados para la biomedicina que las mujeres, puesto que ella simplemente seleccionó siempre a los “mejores” estudiantes bajo criterios estrictamente profesionales.

    Ahora bien, mi experiencia personal desde mi ya lejano curso de 8º de EGB, en donde los profesores tuvieron la “genial” idea de colocarnos por orden de notas en los pupitres (separando brutalmente a compañeros de pupitre de “toda la vida”), de tal manera que todos los lunes a primera hora nos movíamos hacia adelante o hacia atrás según nuestras más recientes calificaciones, y hasta terminar Ciencias Químicas (una carrera para nada de mujeres) nunca he observado “paridad” en las notas por género. Siempre, entre los diez mejores CVs de cada año 6, 7 y a veces hasta 8 de ellos tenían sexo femenino. Algo que concuerda con los datos que con los años me han ido transmitiendo compañeros míos que son profesores de diferentes universidades con ya dilatadas carreras: la media de notas de las mujeres en el campo de la biomedicina son siempre superiores a las de los hombres. Y este no es un efecto sólo madrileño sino que es generalizado, puesto que está más que demostrado en prácticamente todo el mundo:

    https://lacienciaysusdemonios.com/2015/02/09/las-mujeres-son-mejores-estudiantes-incluso-en-los-paises-mas-sexistas/

    ¿Cómo se explica entonces esto? Pues por el simple hecho de que la Dra. Salas y el resto de los mortales tenemos un fuerte sesgo de género impreso casi en piedra en nuestro cerebro y así cuando recibimos dos CVs con similares méritos si no hacemos un importante esfuerzo racional (y desgraciadamente casi nadie lo hace) siempre elegimos a John frente a Mary, tal y como les pasaba a los profesores universitarios yanquis que comenté antes:

    https://lacienciaysusdemonios.com/2015/03/03/discriminacion-academica-o-como-la-universidad-en-eeuu-es-cosa-de-hombres-blancos/

    Y así, aunque haya mayoría de mujeres en una determinada carrera y además tengan mejores notas si ya desde el principio en la selección de los candidatos a ser dirigidos por un tutor en su especialización posterior a la carrera se favorece a los hombres no es para nada casualidad ver que al final, en todos los órganos profesionales (públicos y privados) importantes (salvo parece ser la Agencia del Medicamento Europea) la mayoría son hombres.

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  12. Narval
    22 abril, 2021 a las 8:55

    Curiosamente, el enfoque que le da Clara al asunto es el que últimamente propagan los sectores neoliberales acerca del feminismo. Niegan el machismo aludiendo a la equidad legal y de oportunidades que ofrece el sistema capitalista y sus bondades. Si una mujer llega a ministra, o a CEO del Banco Santander es por que no existe discriminación por sexos. Sería interesante que todas esas mujeres de las que habla, farmacéuticas y biólogas, y que dirigen la EMA, nos contasen cuantos episodios de machismo han tenido que soportar de camino a la cima, y ya de paso, que Clara nos aclarase por qué no considera ese peaje como una discriminación. Negar la discriminación del machismo por el simple hecho de que hoy hay más mujeres en las universidades o en puestos de dirección es desvirtuar la realidad. Como también lo es insinuar que las mujeres también son machistas. Pues claro que lo son!, igual que durante la esclavitud existieron negros negreros. El machismo es un problema de la sociedad y no hay necesidad de que repartas culpas. Solo los más cerriles ven en el feminismo un medio para criminalizar.

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  13. Enrique García
    10 May, 2021 a las 18:44

    Más que machismo lo que muestra el experimento es una asociación de ideas que tenemos por la historia pasada. Sin embargo, no creo que esta asociación sea una opresión hacia la mujer.

    Ateo666666, presentas tu blog como «de divulgación científica, escepticismo y crítica a la pseudociencia». Ya sabes que el método científico y uno de sus valores, el escepticismo, requieren cuestionar todos los postulados, abrirlos a la crítica, confrontarlos con la realidad y establecer verdades provisionales, entre otras cosas. En esos valores coincidimos. En lo que parece que coincidimos menos es en como desarrollarlos. Te veo muy comprometido emocionalmente con el tema de esta entrada, tanto como para llegar a pensar que lo tienes asumido como ideología. ¿No es así?

    ¡Ojo! No digo que el feminismo no tenga sentido, sino que cuestiono tu forma de defenderlo. Cualquier tema, para un análisis racional, debe estar abierto a la crítica; de lo contrario, lo sacamos fuera del escepticismo y lo sacralizamos. No poco de esto último ocurre hoy en día.

    Por lo demás, excelente blog.

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  14. 11 May, 2021 a las 7:19

    Enrique

    En esta entrada yo he presentado datos científicos sobre cuán profundamente está interiorizado el machismo en la sociedad. Algo que está por encima de mis filias y de mis fobias.

    Tú no comentas nada sobre el estudio o sus implicaciones, simplemente te dedicas a sembrar dudas acerca de mis intenciones.

    Ya que indicas que

    » […] cuestionar todos los postulados, abrirlos a la crítica, confrontarlos con la realidad»

    bien podrías haberlo hecho con el estudio que presento y no dedicarte a como se dice vulgarmente «matar (sibilinamente) al mensajero».

    Saludos.

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  1. 30 junio, 2023 a las 0:05

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