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El problema de la psiquiatría con la religión


Tres investigadores de la “Harvard Medical School” han expuesto uno de los grandes problemas de la psiquiatría actual: un diagnóstico totalmente dependiente de factores externos, lo que implica que algunos pacientes son adecuadamente tratados mientras otros dan rienda suelta a sus delirios sin cortapisa alguna, con el consiguiente peligro para ellos mismos y los que les rodean.

En su artículo los investigadores estadounidenses plantean la siguiente cuestión:

Un hombre de alrededor de 20 años con esquizofrenia paranoide explicó durante una evaluación neurológica que podía leer las mentes y que durante años había escuchado voces que le revelaban cosas sobre amigos y extraños por igual. Él creía que fue seleccionado por Dios para proporcionar una guía para la humanidad. Los medicamentos antipsicóticos prescritos por sus psiquiatras disminuyeron estas habilidades y redujeron las voces y, por lo tanto, él no las quería volver tomar. Él preguntó: «¿Cómo sabéis que las voces no son reales?» «¿Cómo sabéis que no soy el Mesías?» Afirmó, «Dios y los ángeles hablaron con la gente en la Biblia».

Y por supuesto que desde el punto de vista clínico y científico son preguntas más que pertinentes que llevaron a nuestros investigadores a la reflexión.

Más tarde, reflexionamos sobre lo que él había dicho. Él planteó preguntas conmovedoras que rara vez se discuten en la medicina académica. Todos los días, los médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales se encuentran y cuidan a personas que experimentan síntomas psicóticos. Alrededor del 1% de las visitas a la sala de urgencia y el 0,5% de todas las visitas de atención primaria en los Estados Unidos están relacionados con síntomas psicóticos. Hasta el 60% de las personas con esquizofrenia tienen ilusiones religiosas consistentes en creer que son un santo, Dios, el diablo, un profeta, Jesús o alguna otra personalidad importante. La disminución de la percepción acerca de tener un trastorno mental es parte integrante de la afección, que ocurre en el 30%-50% de las personas con esquizofrenia. ¿Cómo explicamos a nuestros pacientes que sus síntomas psicóticos no son insinuaciones sobrenaturales cuando nuestra civilización reconoce fenómenos similares en figuras religiosas veneradas? ¿Sobre qué base distinguimos entre las experiencias de los pacientes psiquiátricos y las de las figuras religiosas en la historia?

Y así, partiendo de estos hechos los autores del estudio hacen un diagnóstico psiquiátrico retrospectivo de algunas de las grandes figuras del cristianismo, sugiriendo

la posibilidad de que las personas con síntomas psicóticos primarios y relacionados con el estado de ánimo hayan tenido una influencia monumental en la configuración de la civilización occidental.

Lo que traducido al román paladino viene a significar que Occidente puede llevar venerando a pobres enfermos mentales desde hace ya casi dos milenios.

Y llegados a este punto, desde el punto de vista racionalista, es inevitable plantearse la siguiente pregunta: ¿para cuándo la psiquiatría empezará a diagnosticar a esos cardenales, rabinos, ulemas y demás mediadores de lo divino que afirman haber sido elegidos y tener comunicación directa habitual con alguna de la infinidad de deidades que la siempre fértil (y muchas veces más que delirante) imaginación humana ha inventado a lo largo de los siglos?

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  1. Néstor
    7 noviembre, 2017 a las 11:39

    La misma pregunta me hago cuando veo que el 1%domina al 99% de la misma especie

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  2. Eduardo
    7 noviembre, 2017 a las 14:15

    El problema de las religiones es que les hemos concedido demasiado poder. Se confunde el respeto a las libertades individuales con la falta de responsabilidad por los actos realizados. Una cosa es la libertad de cultos, entendido como derecho individual, y otra muy distinta la actitud, prepotente, que exige respeto, no a las personas sino a sus ideas. Un ejemplo claro es la legislación que contempla la “ofensa a los sentimientos religiosos”.
    A mí lo que me ofende es que se hagan afirmaciones, no solo indemostrables, sino que puedan llegar a ser verdaderos absurdos, y se pretenda respeto para ellas.
    Es en base a ese respeto, que ya no es respeto, es simple imposición de los creyentes, que se dan las circunstancias para que ninguna de sus alucinadas creencias pueda ser puesta en duda. De ahí se siguen las contradicciones que se recalcan en la entrada.
    A mi modo de ver, la única solución pasa por desmontar esa situación de prepotencia que tienen las religiones y creencias. Si alguien quiere creer en un dios, allá él, pero sin el paraguas protector de una legislación que la convierte en intocable. Y si le molesta que no le tomen en serio o se rían de él, es muy fácil, que aporte pruebas irrebatibles que confirmen la realidad de lo que afirma.

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  3. 7 noviembre, 2017 a las 15:27

    Eduardo, lo que comentas me recuerda el libro «Tantos tontos tópicos» del filósofos Aurelio Arteta. En él dedica un capítulo al tópico: «hay que respetar todas las ideas». Las ideas no tienen por qué ser respetadas. Las personas sí, pero las ideas pueden ser criticadas. Me produce tristeza esta época en la que se toma como un ataque a la persona la confrontación de ideas, cuando el intelecto sirve precisamente para construir y criticar ideas, intentando determinar cuáles son más útiles para vivir en paz y armonía. Ese ha sido el leifmotiv de la civilización durante muchos siglos.

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  4. 7 noviembre, 2017 a las 18:11

    Reblogueó esto en crist49il.

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  5. 21 noviembre, 2017 a las 10:17

    La Religión siempre ha estado al lado del poder y por éso se ha mantenido: https://radiovatikano.news/2017/08/18/el-poder-y-la-religion-terrorismo-en-estado-puro/

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  6. Kmi
    19 diciembre, 2017 a las 21:35

    Locos siempre habrá, pero a mi lo que me sorprende son las alucinaciones colectivas, no entiendo como la gente puede afirmar que algo sucede por que otro lo diga

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  7. 20 diciembre, 2017 a las 2:13

    Hola:

    En las alucinaciones colectivas, la sugestión ocupa todo el espacio disponible para el entendimiento de la persona, luego para las masas les es imposible razonar. Los actos vienen rápidamente, se ponen de acuerdo precisamente porque se comunican la idea y se influencian y refuerzan mutuamente.

    En este caso, sólo aprecian emociones fuertes y extremas, o es la adoración o el odio. Es una convicción tan poderosa que podría llamarse como un profundo sentimiento religioso, de esos que «llegan al alma».

    Ciego sometimiento+ intolerancia para el que les vaya en contra=fanatismo.

    Primero es la sensación de la idea con la que se identifican, lo que los lleva a «ver».

    Son personas carentes de inteligencia del tipo analítica y lógica.

    Saludos.

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  8. 11 enero, 2021 a las 20:52

    Vayan preparándose porque el fin del mundo será este año 2021, o eso dice un delirante rabino: https://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2021/01/vayan-preparandose-porque-el-fin-del.html

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