Inicio > Ciencia, Escepticismo, Magufadas > ¿Quién es el que no deja hablar?

¿Quién es el que no deja hablar?

24 agosto, 2010

Un recurso comúnmente utilizado por los apóstoles de las pseudociencias consiste en el victimismo, a veces paranoico, de que sus voces son silenciadas y los estamentos «oficiales» ignoran sus aplastantes pruebas.

Es conocida la leyenda urbana, dispersada por todo ufólogo que se precie, de que todos los gobiernos ocultan las pruebas y silencian -cuando no asesinan- a los testigos de contactos extraterrestres. Es decir, un gobierno no puede mantener en secreto un mangoneo de poca monta, pero puede ocultar la aparición de un ovni ante 10.000 personas sin dejar rastro alguno.

Los creacionistas, como típicos pseudocientíficos, también utilizan a menudo este argumento, aduciendo que la «ciencia oficial» se niega a dar voz, a publicar ni a citar nada que vaya contra su «pensamiento único». Curanderos del par magnético, creyentes en la Tierra hueca, «exocientíficos», antivacunas, disidentes del SIDA y toda una fauna de iluminados de lo más varipinta, se hacen eco de este discurso.

En primer lugar, cualquier persona que participe como evaluador en una revista científica, haya formado parte de un comité editorial o haya participado en la organización de un congreso, sabe como funcionan las cosas. Un trabajo puede ser remitido a una revista científica por cualquier persona, no es requisito ni poseer un título ni siquiera pertenecer a un centro de investigación oficial. La mesa editorial o, en la mayor parte de los casos el propio editor, envía el manuscrito a un par de evaluadores externos (que no forman parte del staff de la publicación) y que son especialistas en el campo de investigación al que pertenece el trabajo. Únicamente las revistas punteras, dado el elevadísimo volumen de solicitudes para publicación que reciben, pasan un filtro previo de una mesa editorial propia, que evalúa si el trabajo presenta la calidad o impacto suficientes, y solo en caso afirmativo se remite a los evaluadores externos. El informe de estos evaluadores, que puede ser positivo (aconsejando o no modificaciones) o negativo (aconsejando la no publicación por defectos graves) es el que determina si el trabajo es publicado o no. Todo el proceso es documentado y archivado, de manera que en cualquier momento puede solicitarse la justificación de la publicación o no publicación de un trabajo dado.

Por lo tanto, nada limita la posibilidad de publicar en una revista científica, salvo la calidad del trabajo, considerada por pares de evaluadores externos. No quiero decir con esto que sea fácil publicar cualquier cosa. Evidentemente, debe tratarse de trabajos con bases sólidas, buen método y conclusiones correctas; lo que digo es que cualquier persona tiene la posibilidad de publicar un trabajo serio.

Proceso de publicación de un artículo en una revista de primera línea

Proceso de publicación de un artículo en una revista de primera línea (pulsar para ver)

De igual forma, en la Universidad española existe lo que se denomina libertad de cátedra. Un profesor no está obligado a seguir una corriente científica determinada o apoyar ninguna teoría frente a otra en sus clases. El mismo determina la orientación de las mismas, siguiendo el programa de contenidos de la asignatura. De hecho, hay profesores que realizan serias críticas a la selección natural como motor evolutivo, al cambio climático global o a los orígenes del HIV en cursos de licenciatura oficiales.

Esto ha llevado, lógicamente, a que en algunas ocasiones se «cuelen» fraudes paracientíficos lo suficientemente bien disfrazados (recordemos el famoso caso de la memoria del agua en Nature). Pero no es excesivamente grave, el propio proceso de trabajo científico se encarga de desenmascararlos e ignorarlos más tarde o más temprano.

Lo que sí es cierto es que a una propuesta o a un resultado innovador le cuesta mucho trabajo ser aceptado de forma generalizada una vez publicado o difundido. Sin embargo eso no es malo, al contrario. Una teoría revolucionaria debe atacarse con todo el armamento posible, precisamente para probar su coherencia y capacidad para resistir las pruebas. En ciencia, este es el proceso normal, atacar fuertemente todo nuevo resultado, toda nueva conclusión, para comprobar su firmeza (ver artículo «Hechos, teorías e hipótesis» en este mismo blog).

Una prueba de que esto es lo habitual la encontramos en la presentación de una tesis doctoral para obtener el grado de doctor: al acto de presentación ante el tribunal se le denomina «Exposición y defensa», porque tras resumirla, el doctorando debe resisitir el vapuleo que le propina en tribunal intentando encontrar los puntos débiles del trabajo.

Por todo ello, un científico no solo está acostumbrado a investigar, sino también a que le critiquen su trabajo, a que pregunten, ataquen y traten de derribar sus tesis. Ningún investigador espera aplausos y parabienes cuando intenta realizar una nueva publicación. A lo que te preparas tras una enviar tus resultados para su difusión no son a una fiesta de celebración, sino a una batalla implacable.

Defensa de una Tesis Doctoral

Defensa de una Tesis Doctoral

Esto se traduce a todos los medios, incluyendo internet. Con las tecnologías actuales, resulta difícil ver un blog o una página sobre temas científicos que no ofrezca la posibilidad de debatir los temas que se publican, porque lo que el científico busca, además de la propia investigación, es la futura discusión de los resultados.

Visto desde fuera, a veces esta forma de trabajo se malinterpreta como una discusión permanente en la que nadie se pone de acuerdo. También suele ser utilizado por los apóstoles pseudocientíficos en argumentos como «no se ponen de acuerdo ni ellos, cada uno solo defiende sus intereses«. Como hemos resumido, no es así en absoluto. Las tesis se van afianzando cuanto mejor se defienden de los ataques. Para aceptar una nueva propuesta no basta con que sea elegante y coherente, además tiene que ser capaz de resisitir todas las evidencias que se puedan presentar en su contra.

Eso hace de los científicos tipos peleones, críticos, que no se callan ni debajo del agua. Cuando publicas algo y nadie hace una crítica, solo estás seguro de una cosa: no te ha leido nadie.

Sin embargo, nuestros paranoicos pseudocientíficos, los que afirman ser perseguidos y silenciados suelen utilizar otros métodos muy distintos. Ellos no quieren discusión, sino que sus aberrantes y fantásticas tesis no sean puestas en ridículo. Ante cualquier crítica, acusarán de intento de censura, de no querer dejar oír sus voces, de intentar aplastar lo que se aparta del imaginario «pensamiento oficial único«. No aceptan las discrepancias, no les gustan, y siempre las etiquetan como intentos de ocultar la verdad, su verdad, por supuesto.

Por el contrario, lo que encontramos en las supuestas «revistas» pseudocientíficas no es lo que acabo de describir, sino su antítesis. Sirvan como ejemplo las normas de publicación de la revista creacionista «ARJ, Revista de Investigación de Respuestas» donde el editor advierte que no serán admitidos los trabajos que «entren en conflicto con los intereses la entidad, a la que se protegerá de toda controversia innecesaria«. No existe ninguna revista científica que tenga una norma ni remótamente similar. Las webs de Respuestas en el Génesis, de la Academia de Investigaciones Creacionistas o su patrón, Answers in Genesis, no admiten comentarios a los artículos ofrecidos. Salvo contadas excepciones, en las webs de a pie ocurre lo mismo: o no se admiten comentarios, o éstos son «moderados», es decir, filtrados.

Extracto de las normas de publicación de una pretendida revista científica creacionista. Obsérvese la "libertad" de temas y de enfoques permitidos.

Extracto de las normas de publicación de una pretendida revista científica creacionista (Answers Research Journal). Obsérvese la "libertad" de temas y de enfoques permitidos. Intenten buscar algo parecido en Nature o Science.

¿Quién es el que no deja hablar? ¿Quién es el que teme las críticas? ¿A quien le molesta que se ataquen sus tesis?. Evidentemente a quien no está acostumbrado a ser criticado, a quien no quiere alcanzar la verdad, sino solamente inculcar su forma de pensar. Esta gente es la que realmente pretende la implantación de un «pensamiento único», sin crítica ni discusión posible. Ellos son los apóstoles del Gran Hermano, los evangelizadores del siglo XXI.

Artículo publicado originalmente en el blog del autor «¿Qué me estás contando?»

.

Entradas relacionadas:

  1. 24 agosto, 2010 a las 9:37

    Más claro, imposible. Muy bueno. Sería mucho pedir el enlace original del blog “¿Qué me estás contando?”…No sabía que hubieran actividades blogueras «paralelas» en cnho 🙂

    Enhorabuena J.M. me ha gustado mucho.

    Me gusta

  2. 24 agosto, 2010 a las 9:58

    Magnífico artículo. Debería imprimirse por millares de ejemplares y tirarse sobre las ciudades desde avionetas. 🙂 Enhorabuena.

    Me gusta

  3. 24 agosto, 2010 a las 10:32

    Es que los magufos y conspiranoicos del más variado pelaje disponen de un manual que les indica como actuar en cada momento:
    http://scienceblogs.com/denialism/2007/05/crank_howto.php
    Un saludo

    Me gusta

  4. Peregring-lk
    24 agosto, 2010 a las 11:40

    Muy bueno.

    Desde luego, entre una cosa y otra ya me habéis atrapado como nuevo seguidor.

    Me gusta

  5. 24 agosto, 2010 a las 11:41

    Claro, conciso y preciso. Como debe ser un articulo cientifico. No se me ocurre nada refutable en este articulo. Si acaso algo mas de caña a estos pseudocientificuchos, que solo intentar engañar, embaucar y ofuscar.

    Me gusta

  6. shaey
    24 agosto, 2010 a las 12:47

    Perfectamente explicado. Qué pena que los crédulos lean únicamente los blogs afines a diferencia de los escépticos que, en su mayoría, también leen los blogs magufos e incluso algunos intentan entender sus ideas. En caso contrario, recuperaríamos a la cordura a más de uno.

    un saludo

    Me gusta

  7. mikemarlowe
    24 agosto, 2010 a las 13:44

    Buenas:

    Si no le queda claro a un lector, ese lector tiene un problema, porque la exposición es brillante, sencilla y contundente.

    Aplausos para J.M

    Me gusta

  8. Uno
    24 agosto, 2010 a las 15:37

    Por cierto, habéis visto el nuevo capítulo de Futurama sobre la evolución y el creacionismo? tiene un par de momentos graciosos.

    Me gusta

  9. AvA
    24 agosto, 2010 a las 16:45

    Está claro que ellos son los que censuran y no los censurados. Tipejos estos.

    Por cierto Uno, si hay vídeo en youtube enlázanoslo 😉

    Me gusta

  10. Uno
    24 agosto, 2010 a las 17:47

    en google «watch futurama online» se encuentra, es de la 6° temporada, pero todavía sólo en inglés.

    Me gusta

  11. 24 agosto, 2010 a las 23:16

    mmm vos querés decir que los HDP que me tuvieron 1 y 1/2 horas haciéndome preguntas muy agresivas cuando presenté la tesis… lo hacían porque me querían?

    Me gusta

  12. 24 agosto, 2010 a las 23:26

    raztez :

    mmm vos querés decir que los HDP que me tuvieron 1 y 1/2 horas haciéndome preguntas muy agresivas cuando presenté la tesis… lo hacían porque me querían?

    ¿Lo dudabas? :mrgreen:

    Gracias a todos, me alegro que os haya gustado.

    Dani, ¿Qué me estás contando? era mi antiguo blog, deje de escribir allí cuando montamos La ciencia y sus demonios, y estoy recuperando los artículos que considero más interesantes (miento, los he escrito yo, los considero interesantísimos todos :mrgreen:).

    De todas formas, si quieres echarle un vistazo, la dirección es http://jmhernandez.wordpress.com, aunque ya te digo que hace un año que no escribo nada nuevo allí.

    Saludos.

    Me gusta

  13. Darío
    24 agosto, 2010 a las 23:31

    raztez :
    mmm vos querés decir que los HDP que me tuvieron 1 y 1/2 horas haciéndome preguntas muy agresivas cuando presenté la tesis… lo hacían porque me querían?

    A veces el amor tiene caras muy perras :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:

    Me gusta

  14. 25 agosto, 2010 a las 2:17

    Que buen artículo. Se puede decir más alto, pero no más claro…

    Enhorabuena por el blog.

    Un saludo desde Espacio Galáctico y suerte para los Premios 20 Blogs!!

    Me gusta

  15. ralvar
    25 agosto, 2010 a las 5:07

    Muy bueno JM, no lo había leído.

    Si si, raztez, te querían…te querían hacer pelota 😀
    Si zafaste fue porque sabías.
    ¿De que otra manera podría funcionar?

    Me gusta

  16. Uno
    25 agosto, 2010 a las 9:37

    Y quién se encarga de medir la independencia del evaluador externo? Quién los elige? Si a los evaluadores les da por censurar todos los resultados favorables a cierta visión, sería difícil descubrirlo y corregirlo?

    Me gusta

  17. 25 agosto, 2010 a las 13:17

    J.M. Hernández :

    raztez :
    mmm vos querés decir que los HDP que me tuvieron 1 y 1/2 horas haciéndome preguntas muy agresivas cuando presenté la tesis… lo hacían porque me querían?

    ¿Lo dudabas?
    Gracias a todos, me alegro que os haya gustado.
    Dani, ¿Qué me estás contando? era mi antiguo blog, deje de escribir allí cuando montamos La ciencia y sus demonios, y estoy recuperando los artículos que considero más interesantes (miento, los he escrito yo, los considero interesantísimos todos ).
    De todas formas, si quieres echarle un vistazo, la dirección es http://jmhernandez.wordpress.com, aunque ya te digo que hace un año que no escribo nada nuevo allí.
    Saludos.

    No conocía vuestras reencarnaciones anteriores. Visitaré tu pasado 🙂 Que no te quepa la menor duda. Gracias.

    Me gusta

  18. Edmundo
    25 agosto, 2010 a las 16:01

    ¿Revisión por pares=Gafas oscuras?
    Prestemos atención a este interesante tema y sepamos que no todo lo que brilla es oro.
    No existe la verdad revelada en ningún ámbito de las actividades humanas y como dice un antiguo refrán español: Dude, dude, dude, hasta que la Verdad se desnude.

    El proceso de arbitraje de las publicaciones científicas asume que el artículo en revisión fue honestamente escrito :), de manera que el proceso no está diseñado para detectar fraudes. Los árbitros usualmente no tienen acceso completo a los datos a partir de los cuales se obtuvieron los resultados del trabajo y deben aceptar como ciertos algunos resultados (salvo quizás en algunos temas como las matemáticas).

    No se conoce el número ni la proporción de artículos fraudulentos que llegan a ser publicados. En algunos casos los fraudes sólo se han descubierto cuando otros grupos de investigadores con iguales medios no han logrado reproducir los resultados de trabajos publicados.

    Un ejemplo de esto es el caso de Jan Hendrik Schön, en el cual, un total de quince artículos fueron aceptados para publicación en las prestigiosas revistas Nature y Science siguiendo el proceso de arbitraje. Los quince artículos resultaron ser fraudulentos y fueron posteriormente retirados. El fraude fue descubierto luego de publicados, cuando otros grupos de investigadores no lograron reproducir los resultados publicados.

    Un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando una revista no posee un proceso de arbitraje adecuado es el caso de la publicación del profesor de física Alan Sokal de la Universidad de Nueva York en la revista Social Text, teniendo por título Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity. El artículo resultó ser una broma ahora conocida como el Escándalo Sokal.

    Fuente: Wikileaks

    Me gusta

  19. 25 agosto, 2010 a las 19:04

    Muy acertado tu comentario, Edmundo, porque ese es un aspecto que no trato en el artículo (obviamente es otro tema), pero que también es importantísmo para entender el funcionamiento del trabajo científico.

    Efectivamente, un evaluador no puede reproducir los resultados que se ofrecen en el artículo. Suele, por lo tanto, fiarse a priori de que es cierto lo que se relata en el mismo (salvo casos excepcionales, como describir un virus con cerebro o algo así). Esto no se hace por vaguería, sino porque no da tiempo a repetir la investigación. Si ya de por sí el proceso de publicación es lento, imaginaros una investigación realizada durante cinco años y resumida en un artículo: deberían encontrarse dos investigadores/evaluadores independientes dispuestos a emplear 5 años de su trabajo en comprobar los resultados. Es imposible.

    Existen para ello dos filtros paralelos: uno consiste en que si los resultados no son compatibles con el resto de resultados e investigaciones similares del campo, se mira de otra forma mucho más detallada e inquisitoria.

    El segundo filtro es el que apunta Edmundo: tarde o temprano, esa investigación deberá repetirse o continuarse por otro equipo investigador diferente, y en caso de ser fraudulenta se detectará irremisiblemente por la imposibilidad de repetir los resultados. Esto puede tardar largos años, pero se acaba imponiendo.

    Para un lego, quizá parezca una forma caótica de trabajar, y posiblemente no sea la óptima. Sin embargo, basta ver los resultados y compararlos con otras «disciplinas» para ver que, al menos, permite avanzar el conocimiento, aunque sea dando dos pasos adelante y una atrás.

    Saludos.

    P.D. La verdad es que el tema es tan interesante, Edmundo, que da para otro artículo :mrgreen:

    Me gusta

  1. No trackbacks yet.
Los comentarios están cerrados.