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Feynman: el placer de re-encontrarlo

20 enero, 2011

Autor: Darío

Físico del siglo XX del mismo nivel que el afamado Albert Einstein, pero sin el renombre de éste fuera del círculo de físico-matemáticos y matemáticos que conocen su trabajo, Richard P. Feynman, aparte de los descubrimientos en mecánica cuántica que le dieron el Premio Nobel de Física en 1965, fue, mientras vivió, un gran impulsor de la divulgación científica, para lo cual impartió, cuantas veces le fue posible, cursos, conferencias y entrevistas que lo alejaban de lo que él más valoraba: la investigación en la física y las clases que daba a nivel de doctorado en el Instituto Tecnológico de California.

Y gracias a su pasión por hablar y escribir de lo que él hacía, es por lo que contamos con un buen material para entender, comprender, y si es necesario discrepar del papel que él le atribuía a la ciencia y a la física en particular, tanto en su visión del mundo como en el papel que aquella juega en la sociedad: en su estabilidad, en su desarrollo y en el futuro de ésta. Y leyendo sus trabajos y las entrevistas que le realizaron una de las cosas que a mi personalmente me han llamado más la atención es la forma en la que el científico disfrutaba su trabajo, como si no le importara mucho (de hecho, estoy tentado a pensar que nada) lo que los demás pensaran de él mismo, al nivel de darse el lujo de rechazar propuestas de trabajo que para otros en su momento quizás no hubieran dejado pasar:

Ellos [los del Instituto de Estudios Avanzados de Princenton que le ofrecieron en algún momento una plaza después de la Segunda Guerra Mundial] [debieron] pensar que yo recibiría encantado una oferta de trabajo como esta, pero yo no estaba encantado, y así comprendí un nuevo principio: que yo no soy responsable de lo que otras personas piensen que puedo hacer, que no tengo que hacerlo bien porque ellos piensen que voy a hacerlo bien. Y de un modo u otro pude relajarme y pensé para mí que no había hecho nada importante y nunca iba a hacer nada importante. Pero solía disfrutar de la física y las matemáticas, y puesto que solía jugar con ellas, muy pronto desarrollé las cosas por las que más tarde gané el Premio Nobel.

Esta actitud, que me parece francamente rescatable en un momento en que muchísimos jóvenes (y no tan jóvenes) investigadores de la ciencia son metidos en una carrera desenfrenada por los méritos de la publicación, Feynman, a mi parecer, la completaba con la necesidad de que quienes estuvieran involucrados de una manera u otra en el apasionante mundo de la ciencia (tanto en las áreas que dominaba y eran su interés principal, pero también en otras ramas) entendieran cuales eran las reglas del juego con las cuales la ciencia se desarrolla y, además, tuvieran claro que sin un buen conocimiento matemático, es imposible acceder a una comprensión integral de la ciencia misma:

Una forma, una analogía divertida para hacerse una idea de lo que estamos haciendo cuando tratamos de entender la naturaleza, consiste en imaginar que los dioses están jugando una gran partida de ajedrez, pongamos por caso, y nosotros no conocemos las reglas del juego. Pero se nos permite mirar el tablero, al menos de vez en cuando, quizás en una pequeña esquina, y a partir de estas observaciones tratamos de imaginar cuáles son las reglas del juego, cuales son las reglas para mover las piezas. (…) Luego pueden suceder cosas, todo va bien, hemos obtenido todas las leyes, todo parece muy bien, y entonces, de repente, ocurre un fenómeno extraño en algún rincón, así que empezamos a investigarlo: es un enroque, algo que no esperábamos. Dicho sea de paso y en física fundamental siempre estamos tratando de investigar aquellas cosas de las que no entendemos las conclusiones. Una vez que las hemos puesto a prueba suficientemente, estamos conformes. (…) Si ustedes están interesados en el carácter último del mundo físico, o del mundo entero, nuestra única forma de comprenderlo por el momento es mediante un razonamiento de tipo matemático. Por eso yo no creo que una persona pueda apreciar por completo, ni siquiera que pueda apreciar mucho de estos aspectos concretos del mundo y del carácter profundamente universal de las leyes y las relaciones entre las cosas, sin tener una comprensión de las matemáticas. Yo no conozco otra forma de hacerlo, no conocemos ninguna otra forma de describirlo con exactitud … o de ver las interrelaciones si no es con ellas. Así que no creo que una persona que no haya desarrollado cierto sentido matemático sea capaz de apreciar por completo este aspecto del mundo. No me malinterpreten: existen muchísimos aspectos del mundo para los que las matemáticas no son necesarias: aspectos tales como el amor, que son deliciosos y maravillosos de apreciar y hacia los que se puede sentir temor y misterio. No pretendo decir que lo único que hay en el mundo sea la física, pero ustedes estaban hablando de física y si de eso es lo que están hablando, entonces el no saber matemáticas es una grave limitación para entender el mundo.


Todo lo anterior, más una peculiar habilidad para evadir cualquier responsabilidad con asuntos de la Administración universitaria (Así que me he inventado otro mito: el que soy irresponsable. Digo a todo el mundo que no voy a hacer nada. Si alguien me pide que esté en un comité para ocuparme de las admisiones, digo que no, que soy irresponsable y me importan un bledo los estudiantes -por supuesto que sí me importan los estudiantes, pero sé que otro lo hará- y adopto la postura “Que lo haga George”, una postura que no vas a adoptar porque se supone que no está bien hacerlo, pero yo lo hago porque me gusta hacer física y quiero ver si aún puedo hacerla, así que soy egoísta, ¿de acuerdo? Yo quiero hacer mi física.) me parece que fueron, en varios sentidos las bases con las que Feynman encaró los retos que decidió imponerse al pretender entender cómo el mundo funciona en sus niveles más básicos. Esto, más la idea de aceptar la naturaleza como es y no como quisiera que fuera, algo que en este blog varias personas que atacan a la ciencia en general y a la evolución en particular, no parecen digerir ni con embudo: La siguiente razón por la cual usted puede pensar que no entenderá lo que yo le estoy diciendo, al momento de estar describiendo cómo la naturaleza trabaja, es por qué usted no puede entender por qué la naturaleza trabaja de esa manera. Pero ya lo ve, nadie puede entenderlo. Yo no le puedo explicar el por qué de este comportamiento peculiar de la naturaleza. Finalmente, hay esta posibilidad: después de que yo le haya dicho algo, usted puede no creerlo. Usted puede no aceptarlo. Puede también no gustarle. (…) Lo que yo voy a describirle es cómo la Naturaleza es. (…) Este es el problema con el que los físicos han tenido que aprender a tratar: Los físicos han aprendido que el que les guste o no una teoría no es el problema principal. (…) No es cosa si una teoría es filosóficamente agradable, o fácil de entender, o perfectamente razonable desde el punto de vista del sentido común. La teoría de la electrodinámica cuántica describe a la Naturaleza como absurda desde el punto de vista del sentido común. Y está totalmente de acuerdo con los experimentos. Así que yo espero que ustedes puedan aceptar a la Naturaleza como es: absurda.

Y esta actitud, esta consideración hacía los hechos obtenidos por el método científico que, finalmente, no es más que la actitud sensata y común que todo aquel que se encuentre involucrado en un área de la ciencia de su interés asume, le permitió a Feynman involucrarse en los más diversos temas siempre sobre la base siguiente, como dice F. J. Dyson sobre él,

(A Feynman) Las cosas que le importaban era la honestidad, la independencia, la disposición a admitir la ignorancia.

Seguramente, a Feynman esta capacidad de observación de la naturaleza y el aceptar los hechos como son y no como quisiera que fueran, le vino, él lo dice varias veces, de su infancia y de la actitud que su padre le inculcaba. Particularmente me gusta el siguiente pasaje que narra en su libro “El placer de descubrir” sobre las observaciones que ambos realizaban sobre las aves:

Mirando a un pájaro (el padre de Feynman) decía: “¿Sabes qué pájaro es ese? Es un tordo de garganta marrón; pero en portugués es un …, en italiano un …,” decía, “en chino es un …, en japonés es un …”, etc. “Ahora sabes qué nombre tiene ese pájaro en todos los idiomas que quieras”, decía, “pero cuando hayas acabado con eso no sabrás absolutamente nada sobre el pájaro. Sólo sabrás cómo llaman al pájaro los seres humanos en diferentes lugares. Ahora”, concluía, “miremos al pájaro.”

A Feynman tampoco le generaba problema alguno, como vimos que mencionaba Dyson, el aceptar su ignorancia y tampoco, como veremos a continuación, el saber que el conocimiento que había adquirido y que cultivaba y aumentaba era un conocimiento limitado:

Si ustedes esperan que la ciencia dé respuestas a todas las preguntas maravillosas acerca de quiénes somos, a dónde vamos, cuál es el significado del universo y todo eso, creo que podrían desilusionarse fácilmente y buscar algunas respuestas míticas a esos problemas. Yo no sé cómo un científico puede adoptar una respuesta mítica porque la idea general es comprender; bien, no importa. En cualquier caso yo no lo entiendo, pero en cualquier caso, si uno piensa en ello, lo que yo creo que estamos haciendo es que estamos explorando, estamos tratando de descubrir tanto como podamos del mundo. La gente me dice: “¿Está usted buscando las leyes últimas de la física?”. No, no estoy haciendo eso, simplemente estoy tratando de descubrir más sobre el mundo, y si resulta que hay una simple ley última que explique todo, así sea, eso sería muy bonito de descubrir.

S. Weinberg dice que cuando esa “última ley” se descubra, todos, salvo él o los descubridores diremos algo así como “Qué sencillo está, ¿por qué no lo vimos antes?” Pero en la época en que Feynman escribió esto, la posibilidad de encontrar tal ley era muy remota (Wienberg predice que será en los próximos 50 años, aproximadamente) y él era consciente de esto:

Si resulta que es una cebolla con millones de capas y nosotros simplemente estamos hartos y cansados de buscar en las capas, entonces así es. Pero cualquiera que sea su naturaleza, está allí y va a mostrarse como es; y por consiguiente, cuando vamos a investigarla no deberíamos decidir por adelantado qué es lo que estamos tratando de hacer excepto que tratamos de descubrir más sobre ello. Si uno dice que su problema es tal, porque descubre más sobre ello, si uno piensa que está tratando de descubrir más sobre ello porque así va a obtener una respuesta a alguna cuestión filosófica profunda, quizás esté equivocado.

Poniendo esto en perspectiva de las discusiones que generalmente llegan por obra y gracia de los “diseñointelegentistas”, el asunto se repite tanto en física de partículas como en biología evolutiva, o al menos así me lo parece.

Para terminar

Podría extenderme más sobre Feynman y su visión del mundo y la ciencia al grado de poner 10 veces más la cantidad de cuartillas escritas hasta ahora y no terminaría. Su crítica a lo que el llamó la pseudociencia de “cultos cargo” y la posibilidad de que incluso esta clase de “conocimientos” se encontraran en áreas como la física de partículas; la limitación de las respuestas que tenemos a varias preguntas y el hecho de que no tenemos respuestas a muchas otras (“Creo que una vez que sabemos que realmente vivimos en la incertidumbre, deberíamos admitirlo; tiene gran valor ser conscientes de que no conocemos las respuestas a diferentes preguntas.”); las relaciones entre religión y ciencia (“ … esa certeza absoluta que tienen las personas religiosas”) y su posible colisión:

En mi opinión, no es posible que la religión encuentre un conjunto de ideas metafísicas que garanticen que no se va a entrar en conflicto con una ciencia en continuo avance y en continuo cambio, una ciencia que se adentra en lo desconocido. No sabemos cómo responder a las preguntas; es imposible encontrar una respuesta que algún día no se descubra que es falsa. La dificultad surge porque la ciencia y la religión están aquí tratando de responder a preguntas en el mismo dominio.

También sobre su impulso a la nanotecnología (para muchos, es el Padre de ésta); su informe sobre el desastre del transbordador “Challenger” que explotó en los años ochenta y que hizo que más de un burócrata se arrepintiera de haberlo puesto como Jefe de Investigación de la catástrofe (“La forma adecuada de ahorrar dinero es reducir el número de cambios requeridos, y no la calidad de las pruebas para cada uno.”) y varios temas más. Pero mejor los invitamos a leer los textos que mencionamos al final de esta breve semblanza.

Personalmente me gustaría terminar con lo siguiente. Para Feynaman la incertidumbre era una cosa que siempre estaba en cada uno de sus pasos. Sabía que su trabajo podría, a la vuelta del tiempo, no significar algo y sin embargo había que seguirlo haciendo, y disfrutándolo. Por ejemplo, es posible que los Diagramas de Feynman tan usados en mecánica cuántica pronto sean historia de esta fascinante área de la física.

A veces, quiero pensar yo, esta incertidumbre y la posibilidad de detenerse en algún momento a evaluar si lo que estaba haciendo era correcto era, a despecho de lo que puedan considerar humanistas y religiosos de toda especie, más un motor que una rémora en su vida y en su trabajo. Y el aceptar el no saber, el no tener todas las respuestas, el quizás estar totalmente equivocado en las respuestas obtenidas. Y sin embargo, seguir disfrutando lo que se hace. Empezamos a entender la religión diciendo que posiblemente todo es falso. Veamos. En cuanto haces eso, empiezas a deslizarte por una pendiente que es difícil de remontar, y así sucesivamente. Con la visión científica, o la visión de mi padre, lo que deberíamos mirar es lo que es cierto y lo que puede ser o no ser cierto, una vez que empiezas a dudar. Pienso que esta es una parte muy fundamental de mi espíritu, dudar y preguntar, y cuando dudas y preguntas se hace un poco más difícil creer.
Ya ven cómo es la cosa, yo puedo vivir con duda e incertidumbre y sin saber. Pienso que es mucho más interesante vivir sin saber que tener respuestas que pudieran ser falsas. Yo tengo respuestas aproximadas y creencias posibles y grados diferentes de certeza sobre cosas diferentes, pero no estoy absolutamente seguro de nada y hay muchas cosas de las que no sé nada, tales como si significa algo preguntar por qué estamos aquí, y qué podría significar la pregunta. Yo pensaría un poco sobre ello y si no puedo entenderlo, entonces paso a otra cosa, pero no tengo que conocer una respuesta, no me siento aterrorizado por no conocer las cosas, por estar perdido en un universo misterioso carente de propósito, que así es realmente hasta donde yo alcanzo. No me asusta.

Comparen esto con los comentarios de los religiosos que entran a este blog, y decidan quien tiene algo mejor que aportar.

Obras de R. Feynman empleadas como referencias:

“El placer de descubrir”. Editorial Crítica, colección Drakontos. España, segunda edición, 2004. 217 pp.

“La conferencia perdida de Feynman. El movimiento de los planetas alrededor del sol”. Tusquets Editores, colección METATEMAS, número 50. España, primera edición, 1999. 207 pp.

“QED. The Strange Theory of Ligth and Matter”. Princenton University Press, Estados Unidos de América, primera edición, 1988. 158pp.

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Entradas relacionadas:

  1. orayo
    20 enero, 2011 a las 8:28

    Posiblemente te gustará mucho el libro «Ojalá lo supiera, las cartas de Richard P. Feynman», de editorial Drakontos. Pienso que te gustaría porque es una colección de cartas de la correspondencia entre Feynman y su mujer, amigos, colegas, gente de a pie…
    En ellas se encuentran multitud de pistas para desentrañar su personalidad y sus opiniones ante la vida.

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  2. 20 enero, 2011 a las 10:07

    Estupendo artículo sobre alguien a quien admiro y con el que me siento muy identificado. Yo disfrute enormemente de «¿está ud. de broma sr Feyman? en el que habla del origen de sus descubrimientos, un resultado de un experimento que variaba de una vez a otra y que todos los demás indicaban que era siempre el mismo (para ajustarse a la teoría vigente…) su encabezonamiento en no pensra que era un error suyo, le llevaron a su gran descubrimiento, tras el cuál el resto de investigadores «confesaron» sus amaños, o el drama de la muerte de su esposa, muy joven, o su pasión por el carnaval de río…

    ¡Gracias por la entrada!

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  3. 20 enero, 2011 a las 10:57

    ¡Chapeau, Dario por el artículo! Y selección de textos de Feynman de primera.

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  4. Víctor
    20 enero, 2011 a las 11:51

    Gran artículo Darío! Feynman siempre es una persona fascinante a la que volver de tanto en tanto. Su genio, su carácter extrovertido y festivalero (¡Los bongos y el Carnaval!), el no tener pelos en la lengua (la comisión del accidente del Challenger), etc.
    Me gustaría destacar una de las cosas apuntadas en el artículo: la Naturaleza es absurda (entendida como contraria al sentido común). Esto es precisamente lo que no entienden muchos religiosos, pseudocientíficos o magufos en general. El heliocentrismo en contrario al sentido común; la biología es contraria al sentido común; la física de partículas es contraria al sentido común; la teoría de la relatividad es contraria al sentido común; etc. La Naturaleza es como es y punto. Si queremos entenderla hay que aceptarla tal cual. Si queremos un mundo de fantasía que nos haga sentir cómodos y los reyes del mambo… ah sí, se llama religión.

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  5. 20 enero, 2011 a las 14:40

    Un gran artículo.

    Lo cierto es que aunque, como bien dices, Feynman es relativamente menos conocido que otros científicos más mediaticos, pero últimamente gracias a la blogosfera ha alcanzado el lugar -me refiero a la popularidad- que se merece.

    Gracias Darío.

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  6. 20 enero, 2011 a las 14:45

    Buenas:

    Gran artículo, de nuevo con esa gran virtud de ser muy ilustrativo para los más legos en la materia (levanto mi mano reconociéndome parte de dicho grupo)

    Una cosa: hay algunas citas (o lo que entiendo puedan serlo) que no has puesto como tal. ¿es cosa de mis cortas entendederas o de que se te ha pasado sin más?

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  7. Darío
    20 enero, 2011 a las 14:55

    Me alegra que el escrito les guste, gracias por sus comentarios. 🙂

    mikemarlowe: Todas las citas están entrecomilladas, si bien es cierto que algunas están más destacadas que otras.

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  8. cubeleg
    20 enero, 2011 a las 16:38

    Felicidades por rescatar a un maestro como Feynman y que como has indicado no ha sido tan mediatico como otros, aunque tiene material para serlo. Para mi una de sus citas favoritas es esta:
    «La Física es como el sexo. Está claro que puede tener algunos resultados prácticos. Pero no lo hacemos por eso.»
    Que en mi opinion es ampliable a todos las ciencias.

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  9. 20 enero, 2011 a las 16:46

    Hola:

    Lo he recomendado en mi blog.

    Enhorabuena!!!

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  10. 20 enero, 2011 a las 16:54

    Hola Antonio, se agradece la recomendación 😉

    Saludos

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  11. 20 enero, 2011 a las 19:58

    «Yo tengo respuestas aproximadas y creencias posibles y grados diferentes de certeza sobre cosas diferentes, pero no estoy absolutamente seguro de nada y hay muchas cosas de las que no sé nada, tales como si significa algo preguntar por qué estamos aquí, y qué podría significar la pregunta. Yo pensaría un poco sobre ello y si no puedo entenderlo, entonces paso a otra cosa, pero no tengo que conocer una respuesta, no me siento aterrorizado por no conocer las cosas, por estar perdido en un universo misterioso carente de propósito, que así es realmente hasta donde yo alcanzo. No me asusta.

    ¡Baah.. «Peazo» de reflexión para terminar !.

    Sublime este recordatorio, Darío. Felicidades.

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  12. anonimo
    20 enero, 2011 a las 23:04

    Sin ser aguafiestas, tengo 39 años, ¿por qué la física y las matemáticas me las hicieron pasar putas a mí en el bachillerato? ¿se tocaba el bongó en clase? ¿o era terror?

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  13. 20 enero, 2011 a las 23:25

    Muy bueno Darío!
    La verdad es que sabía demasiado poco de este gran físico… hasta ahora 😉
    Saludos!

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  14. Anita
    21 enero, 2011 a las 9:30

    Me ha encantado el artículo.
    Por mi parte añado otro libro de Feynman: «Qué significa todo eso (Reflexiones de un científico ciudadano)».Ed. Drakontos.

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  15. ohreally?
    21 enero, 2011 a las 10:27

    Solo una cosa:

    Lo de Weinberg… como vas a saber las reglas que te quedan por conocer si no las conoces y no sabes el tamaño del conjunto total de reglas?

    A principios del siglo XX se pensaba que se habia llegado al conocimiento absoluto, que quedaban un par de nimiedades por ahi… tipo la aparente invarianza de la velocidad de la luz y el efecto fotoelectrico…

    A principios de el siglo XX, gente como Weinberg decia lo mismo que el dice ahora…

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  16. Jon
    21 enero, 2011 a las 17:49

    ohreally? :A principios de el siglo XX, gente como Weinberg decia lo mismo que el dice ahora…

    ¿A quién te refieres con lo de «lo mismo que él dice ahora»? ¿A Feynman? :-S

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  17. Cheno
    21 enero, 2011 a las 22:24

    “Creo que una vez que sabemos que realmente vivimos en la incertidumbre, deberíamos admitirlo” Frase sublime. He disfrutado mucho la reciente lectura del ¿Está usted de broma…? que me ha servido para conocer la personalidad de este gran científico, gran tipo y gran vividor.

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  18. 28 enero, 2011 a las 20:10

    Me pareció una excelente nota, yo soy ingeniero y puedo convivir con la ciencia como así también con la fe. Desde la frase «dar al Cesar lo que es del Cesar, Dar a Dios lo que es de dios»

    M

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  19. Cristina Oyarzo
    3 febrero, 2011 a las 12:21

    Hola a tod@s

    Soy Cris, trabajo en Ciencias Sociales asi que aparte de mi interes por el conocimiento en general, tengo el gran problema al que se refiere el señor Feynman. No conozco las matematicas, y eso me molesta mucho porque se que limita muchisimo mis interpretaciones del mundo.

    El asunto es que mi hija de 7 años adora la matematicas -no asi las ciencias sociales- y yo le he hablado, dentro de mi insignificante conocimiento de fisica… pero no se muy bien como hacerlo… ella dice que sera «cientifica» cuando sea grande…

    Hay alguna literatura para niñ@s de esa edad que me puedan recomendar?

    Cualquier dato se agradece…

    Excelente sitio!

    Cris.

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  20. 3 febrero, 2011 a las 15:22

    @Cristina, no se si seguiran existiendo, pero cuando yo era un chaval, una de las cosas que mas interes en la ciencia despertaron en mi fueron juegos del tipo Electronova, Quimicefa y similares. Si encuentras algo parecido, creo que seran un excelente regalo para tu hija.

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  21. Cristina Oyarzo
    3 febrero, 2011 a las 16:20

    Mil gracias Javi, los buscaré!

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  22. 27 septiembre, 2011 a las 23:15

    El de la primera foto es Paul Adrien Maurice Dirac. El maestro y digno antecesor (aunque bien contemporáneo) de Feynman.

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  1. 25 May, 2012 a las 9:12
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