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Lágrimas de amor

2 julio, 2010

Ayer mismo, 1 de Julio de 2010, se publicaba en la prestigiosa revista Nature un artículo de lo más curioso y romántico. La historia comienza con los ratones de laboratorio, modelos por excelencia para realizar todo tipo de estudios: desde fisiológicos hasta genéticos, desde etológicos hasta anatómicos; desde la educación más básica hasta los estudios más punteros.

Las glándulas lacrimales del ratón de laboratorio se encargan de secretar lágrimas que protegen, humedecen y lubrifican el ojo. Estás glándulas también producen un pequeño péptido, una muy corta cadena de aminoácidos, llamada ESP1, que termina por formar parte habitual de las lágrimas. Y los científicos han demostrado que estas lágrimas son irresistibles para las féminas!!!

No hemos de olvidar al órgano vomeronasal, un órgano que forma parte del sentido del olfato de muchos vertebrados terrestres. Mientras que en nosotros es un órgano extremadamente reducido, de carácter auxiliar y una vergüenza comparando con otras criaturas; en muchos mamíferos es un órgano altamente desarrollado y fundamental para la captación de innumerables señales que para nosotros permanecen invisibles.

Así tenemos nuestro péptido ESP1, el cual, cuando alcanza el órgano vomeronasal se une a una proteína receptora presente en el mismo, la V2Rp5. ¿Qué sucedía a continuación? Pues eso fue lo que estudiaron. Las proteínas de la gama V2R son algunas de las proteínas receptoras expresadas por las neuronas sensitivas del órgano vomeronasal (el nombre es largo, por eso llamaremos a estas neuronas VSN). De ese modo, mediante diversas técnicas moleculares, observaron que cuando tienen lugar la unión ESP1-V2Rp5, la VSN se excita y comienza enviar una serie de impulsos nerviosos que alcanzan y activan una zona muy concreta del bulbo olfatorio (una región del cerebro) y desde ahí, otras zonas del cerebro son alcanzadas.

Entre estas otras zonas del cerebro se incluye el hipotálamo, solo que, según sea el animal macho o hembra, se activará una zona u otra del mismo. Los investigadores apostaron a que estas zonas debían de regular el comportamiento sexual. Así que sometieron a animales sexualmente maduros a un tratamiento de 30 minutos de diversas sustancias, incluyendo ESP1 y otras muy parecidas. Y después formaron parejas reproductoras.

Izquierda. Funcionamiento de la feromona ESP1. Derecha, una cosa muy seria. Crédito: Haga, S. et al (2010)

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A los machos, les daba igual el tratamiento, eran tan promiscuos como siempre. Las hembras, sin embargo, mostraban un muy marcado comportamiento de lordosis solo si eran tratadas con ESP1. ¿Qué es la lordosis en este caso? Es una postura en la cual la hembra curva la columna vertebral y se ofrece a sí misma para la cópula. Directamente relacionado con esto, los machos (que no son tontos) ofrecieron sus servicios mucho más a menudo a las hembras que fueron expuestas a ESP1.

Igualmente, hicieron el experimento en otro sentido. El receptor V2Rp5 es el que se estimula ante la presencia del péptido ESP1; así, compararon el comportamiento de hembras con este receptor con el de hembras transgénicas en las que este receptor había sido eliminado… Así, las hembras sin el receptor, mostraron mucho menos comportamiento de lordosis y fueron menos acosadas por los machos.

Ya solo faltaba jugar con los machos directamente. Introdujeron hembras normales con machos secretores de ESP1 y con machos transgénicos no secretores de ESP1. En este caso, las féminas, se ofrecieron con mucha más asiduidad a los primeros que a los segundos, los cuales, se comieron pocas roscas.

Distintos comportamientos sexuales. a, nº de montas de los machos; b, % respuestas de lordosis de las hembras; c, % del éxito de las intromisiones de los machos; comportamiento según animales secretores (BALB/c) o no secretores (C57BL/6) de ESP1. Crédito: Haga, S. et al (2010)

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En definitiva. He aquí la existencia de una irresistible feromona en las lágrimas de los machos de los ratones de laboratorio que estimula a las hembras para hacer “guarreridas sexuares”. Todo elaborado con bonitos, sencillos y elegantes experimentos. ¡A ver cuándo nuestros magufos nos sorprenden con algo igual!… En cualquier caso, ¡hacen falta más estudios! ¿Es aplicable a nosotros? Ni idea, sería cuestión de probar, igual llorar un poquito ayuda a ligar y todo.

Para terminar… ¿Qué tal una bonita canción de amor de la mejor Voz que jamás hemos tenido en la madre patria? Presentamos a: «Nino Bravo – Puerta del Amor» (vaaale, el próximo día os pongo algo más heavy)

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  1. 2 julio, 2010 a las 22:47

    Fantástico, esta entrada sobre «el órgano de Jacobson» u órgano vomeronasal tan esclusivo de los tetrápodos. En reptiles si que es un órgano auxiliar para el sentido del olfato,las serpientes lo usan para oler presas para el resto de tetrápodos (mamíferos) puede que solo sea para la captación de feromonas.
    En humanos se cree que no tenga función alguna, parece que no existe conexión neuronal con el cerebro y lo que nos queda de ese órgano, pero por propia experiencia apuesto que alguna conexión debe de haber por ahí.

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  2. Anita
    3 julio, 2010 a las 16:30

    Interesante y curioso artículo. Me ha encantado. Lo único que temo es que algunos , cuando lo lean dejen de «currarse»el tema y piensen que con una pastillita ya está todo arreglado, ja, ja, ja.

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  3. Mirneth
    4 julio, 2010 a las 12:14

    interesante artículo. Os animo a buscar también articulos sobre la oxitocina, vasopresina y su relación con la monogamia, son bastante curiosos y arrancan alguna sonrisa pícara. (también hay un componente genetico, parece ser que la longitud de un DNA repetitivo influye en el comportamiento sexual). Bueno, en humanos las secreciones axilares tienen bastante que decir sobre el tema aunque no tengamos un gran órgano vomeronasal.

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